En un manifiesto público la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, recordó a los fieles que es nuestro deber el acoger a cualquier persona que pase necesidad, entre ellas los inmigrantes.
Les exhortamos a combatir el racismo y la xenofobia, el pedido a nuestros hermanos emigrantes es que respeten las leyes y las manifestaciones culturales que son expresiones vivas del país que les acoge.
Tengamos en cuenta que la emigración se ha convertido en un fenómeno global que implica a todas las naciones, afecta a millones de personas y plantea desafíos que la Iglesia no puede olvidar. Es importante resaltar que entre los inmigrantes más vulnerables destacan los indocumentados, los refugiados, los que buscan asilo, los desplazados a causa de los conflictos y las víctimas, “en su mayoría niños y mujeres”, del tráfico humano, expresa el documento.
Ante los trágicos episodios de desplazamientos forzados de personas por motivos sociales, étnicos y ambiciones, que causaron grandes sufrimientos a grupos determinados, todos juntos tenemos que vencer al mal con bien; en otras palabras, es nuestro deber acoger a cualquier persona que pase necesidad.
Siempre la solidaridad resultará difícil, de manera especial, si la contemplamos a la sombra de los últimos acontecimientos vividos en nuestro país, es evidente que necesitamos mayor formación y despojarnos de actitudes que generan violencia entre seres humanos, por lo que invitamos a los padres de familia, profesores y a todos aquellas personas de las que dependen otros ciudadanos a combatir en todos los ambientes en los que trabajamos y nos relacionamos el racismo y la xenofobia.