Por: Marco Flammarión Meneses
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Para los carismáticos conductores de masas en tiempos contemporáneos de América Latina, su lógica “revolucionaria” no se reduce solamente a un pugilato de ideas democráticas, ellos recurren a todo un sistema de medios calculados con antelación para socavar y erosionar el fundamento de una real democracia, llegan a encaramarse en el poder indefinidamente con engaños y mamotretos constitucionales. Estos redentores de los más pobres, amparados de una izquierda rancia y sesgada, se creen la última palabra y hacen lo que les parece a ellos mejor, se irritan y persiguen al menor murmullo literario en su contra, son intemperantes e implacables con sus detractores, muy voluntariosos en hacer el bien a sectores más desprotegidos, despuntando una mega infraestructura a cambio de perpetuar la corrupción en las instituciones públicas. Lo más terrorífico de estos políticos locos, es que se vuelven genocidas, en el afán de perennizarse en el poder, se inventan grupos armados civiles, disque para custodiar a los altos funcionarios públicos, pero estos círculos bolivarianos en Venezuela terminaron siendo los ejecutores secretos de la muerte de su pueblo.
Ecuatorianos, lamentablemente esto se puede dar en nuestro terruño a corto plazo si no nos ponemos las pilas- tenemos un partido político que monopoliza el poder a rajatabla- con una oposición ingenua y desunida que cayó en la trampa electoral aceptando todas las reglas de juego impuestas por el máximo líder de “Alianza País”; el nuevo Presidente electo con dudas de legitimidad por la mayoría de los empadronados, tiene el gran reto de unificar criterios que desarrollen políticas certeras para que saque al país del hoyo profundo y desagradable que deja su antecesor en cuestión de transparencia, libertades y tolerancia, no hay otra salida para Lenin Moreno si quiere salvar al país de una profunda crisis económica y social.
Quito, Luz de América, rincón meridional de gestores libertarios, ciudad emblemática de noble y enigmático trajinar. Su espíritu inspirará a sus hijos la paz, la ética y moral política que pueda vencer las tenebrosas ideas de seudos revolucionarios que aspiran fomentar grupos civiles armados paralelos al ejército y policía nacional, que provocaría el caos en esta bella y pacífica nación.
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