Tal como en 1792 nunca ha sido fácil la tarea periodística, no podemos contentar a todos, esa no es nuestra función, lo que nos corresponde a los periodistas es informar lo que sucede en el entorno, contar historias, decir lo que vemos, evidenciar el hecho, procurar tener todas las aristas del acontecimiento.
A los articulistas les corresponde comentar los hechos, a los editorialistas, editorializar, a los administradores, administrar el medio, a los políticos hacer política, a los periodistas nos corresponde informar lo que hacen y dejan de hacer los políticos, nada más que eso, no juzgamos, no enviamos a la cárcel, no denigramos, no insultamos, no enzalzamos, no somos de un partido, no botamos, ni ponemos presidentes; tampoco somos el cuarto, ni el quinto del poder del estado, somos como el pintor que retrata una realidad y la cuenta a través de diferentes medios a su alcance.
Cierto es que no somos los periodistas, como el médico, o como el abogado, o el arquitecto, o el economista o el sastre, somos diferentes, no por el hecho de creernos diferentes, sino por nuestra condición.
Tampoco somos clase aparte, simplemente nos constituimos en los canalizadores de las aspiraciones ciudadanas, contar que un puente está mal hecho o que hay un bache en tal calle, eso no significa adoptar una ideología.
LAS COSAS QUE PASAN
Quienes ejercemos esta noble profesión, tenemos la delicada misión de informar las cosas que pasan, sin ninguna ideología, orientación o pasión por quedar bien con alguien, no puede estar en nuestra mira el afán de perjudicar a tal o cual persona, solo nos debe mover el deseo de hacer cada vez mejor nuestro trabajo: con rectitud, profesionalismo, transparencia, sobriedad, seriedad, cumpliendo los cánones del verdadero periodista.
NI EN CONTRA NI A FAVOR
Definitivamente quien se precie de ser un verdadero periodista no puede estar a favor o en contra de autoridad alguna, no podemos lisonjar, ni denigrar a pretexto de odios o rencores personales, el periodista no debe tener una doble función, político y periodista, eso es contra natura, o lo uno o lo otro; por eso siempre he considerado que somos una clase aparte, porque no podemos estar ni muy lejos del poder, ni muy junto a él, para evitar presiones o censuras previas.
Nuevos retos, nuevas responsabilidades asoman en el panorama para el periodista, ahora con las tecnologías de comunicación, la web 2.0, las redes sociales, los multimedia, nos obliga a ponernos al día con estos cambios, esa debe ser nuestra mayor preocupación, que no nos distraiga la crítica y la observación a la prensa, eso ha sido siempre, no es de ahora, reitero no podemos complacer a todos, pero sí a las audiencias, sí al ciudadano común, si a la población que espera una información apegada a la realidad.
Sigamos adelante, nuestra tarea no es controvertir con los demás, pelear con quienes discrepan, somos seres anónimos que sentimos, sufrimos, vemos la realidad, pero lo único que hacemos es mostrar esos acontecimientos, aunque luego integremos nóminas especiales, de que estamos en contra o a favor de tal o cual gobierno.
Nosotros debemos seguir trabajando con ética, responsabilidad social, profesionalismo y amplitud democrática.