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A mi juicio, como ciudadano común, frente a esta carta de un empresario asiático dirigida a la señora Andrea Scacco, mediante la cual pide la devolución que un dinero que, según el denunciante, había entregado como préstamo para campaña electoral de la mencionada autoridad, creo que LA FUSCALIA GENERAL DEL ESTADO debe abrir una investigación a fin de identificar si existe o no delito a ser juzgado y se determine a actores, cómplices y encubridores del hecho jurídico de existir.

No, sólo por este documento, puedo yo aseverar su veracidad o no y hacer afirmaciones acusatorias al respecto. Sinembargo a nivel nacional ya hay una experiencia bastante compleja inicialmente conocida como “ARRÓZ VERDE” que involucró a ex funcionarios de la década pasada, alianza país, asambleístas, empresas financistas de campañas electorales y otros actores.

Las empresas, empresarios y financistas hacen “donaciones” a las campañas siempre con un interés de por medio:ser beneficiarios de proyectos o contratos con la entidad a la que llegarán las personas que reciben estos apoyos. Compromisos bajo la mesa y a espaldas de la ciudadanía.

La señora alcaldesa, el señor alcalde de Otavalo, el señor Calderon de Antonio Ante y el señor Diego Garcia deberían dar su versión JURAMENTADA, la fiscalía iniciar el proceso y a su vez los acusados en este “ARRÓZ LILA” pueden defenderse judicialmente ante esta acusación grave para la moral colectiva, deben hacer públicas los escritos de sus denuncias en contra del denunciante.

Es una oportunidad también para que la señora alcaldesa de Ibarra, el señor alcalde de Otavalo y el señor Calderon de Antonio Ante transparenten las cuentas de financiamiento de sus campañas electorales: ¿cuanto gastaron y de donde sacaron el dinero?, recordemos que es fácil hacer cálculos de costos frente a lo invertido y lo permitido por la ley, no deben ocultar nada.

Al final la justicia y la ley es la que determina responsabilidad o simplemente oculta la verdad y la ciudadanía es quien o mantiene su mirada a los hechos, sin pasiones ni acusaciones falsas, o se hace de la “mirada gorda” frente a un hecho político público que exige transparencia.

Que no sea un caso de “Arróz Lila” al puro estilo del “Arroz Verde”.

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