Por Raúl Chávez
Irregularidades dejó la administración de Conejo. “Hay mucho personal de la anterior
administración que se dejó entregando nombramientos provisionales, nombramientos
definitivos, tenemos un gran grupo de alrededor de 340 funcionarios que son de contrato
colectivo, apenas hemos podido poner a 10 directores más 2 personas de asistencia, estamos
trabajando en lo que será la nueva restructuración del orgánico funcional de la municipalidad
[…]” Anabel Hermosa, alcaldesa del cantón Otavalo
La noticia nos llegó, Conejo nos dejó una herencia, no es para alegrarnos, una herencia es, la
“sucesión en todos los bienes y en todos sus derechos y obligaciones-deudas que no se
extinguen por la muerte”, no les alargo el cuento, ¿Pero que herencia recibimos los
otavaleños?, si a alguien se le olvidó, por casi dos décadas, hasta la media noche del 14 de
mayo seguía en el sillón de la alcaldía Mario Conejo, al parecer Conejo en sus últimos días
como alcalde dejó a sus más allegados y leales funcionarios con contratos provisionales,
logrando in extremis sortear la desvinculación de sus cargos, el final de sus “carreras
políticas” y de sus privilegios, basta citar el artículo 228 de la Constitución establece: que
“El ingreso al servicio público […] se realizarán mediante concurso de méritos y
oposición[…]”, Conejo olvidó que fue nombrado para administrar los recursos públicos del
pueblo y, no para favorecer sus intereses personales y de su allegados, también, Conejo deja
la funesta y los vestigios de una administración deficiente, “presupuestos que no eran reales”,
además, un “diagnóstico muy preocupante, muy crítico”, y por si fuera poco un
desconocimiento de la ley – que no le eximirá de responsabilidades- han trabajado con
normativas que no cumplían con ley ordenanzas que no estaban acordes con la ley”. La
señora alcaldesa, el día de su posesión en su discurso se dirigió a los ciudadanos y se refirió
“ser funcionario es un privilegio”, es decir, que ser funcionario no es cuestión de simple
voluntad de un alcalde, todo lo contrario, debe tener cierta preparación y cumplir requisitos
mínimos para servir a los ciudadanos. En fin, ¿qué nombre les ponemos a esta
sinvergüencería?; “los vivísimos”, “los mismos de siempre”. Mi mayor desprecio a estos
actos deshonestos y odiosos que desnudan el total irrespeto a la nueva autoridad y al pueblo
otavaleño.
Es imprescindible que la nueva autoridad que se posesionó el 15 de mayo emprenda una
batalla ética y logre sanear desde adentro la administración municipal. Otavalo debe respirar
vientos de cambios, la batalla a este sistema corrompido no es por fuera sino por dentro. La
trama de la sinvergüenzada, del troque, de la mentira; de la arrogancia, ¡va por qué va!, fueron
sus características personalísimas y de sus leales funcionarios. La ciudad en las últimas
semanas del mandato de Conejo vio el florecimiento no de flores de primavera, sino de
“obras” de último momento dejando a la nueva administración sin los recursos necesarios
para comenzar su trabajo.
“La alcaldía ciudadana” así identifica a su gestión y mandato que será de 4 años, no cabe
duda que sus conocimientos y experiencia de la cosa pública le permitirá que en sus primeros
100 días lograr corregir al barco que estaba a punto de naufragar, la alcaldesa, cuenta con un
viento a su favor, su apertura, su sencilles y carisma; esta transición será en beneficio de
todos los otavaleños, todos somos Otavalo, en palabras de la alcaldesa “Hemos recuperado
la fe de nuestros ciudadanos”. ¿Cómo lograr voltear la tortilla después de casi dos décadas?;
ser una administración de puertas abiertas, trasparente, con participación ciudadana; estos
componentes le permitirían construir una ciudad próspera, culturalmente abierta, moderna,
sustentable, una ciudad que lograría en “síntesis el sumak kawsay que significa la plenitud
de la vida”. Prohibido olvidar, la ley nos permite repudiar o rechazar una herencia, así de
claro como el hielo del Cotopaxi…