Patricia Cortez Varela, migrante ibarreña en la península ibérica, nos cuenta su historia
Vivo en España desde el año 2001 en un período de 13 años y luego regresé a Ecuador en el 2017, he vuelto aquí otra vez y nos encontramos en esta situación.
Tengo una mini empresa de modistería, reparación de prendas de vestir, por el estado que nos encontramos, está cerrada desde el 13 de marzo.
Por la pandemia hay muchas medidas, todo va a tardar, los que estamos parados sin recibir sueldo, sin ayuda, estamos ahogados pero lo tomamos de la mejor manera, estar en casa obedecer, respetar lo que nos dicen las autoridades es la mejor manera para salir adelante.
La gente trabaja en casa, el teletrabajo, están abiertas las farmacias y venta de alimentos.
En principio tratamos de salir un día por semana, una sola persona, salimos en el carro, tratando de mantener la distancia en los supermercados, con guante y mascarilla, luego cuando llegamos quitarnos la ropa, desinfectarla, lavarnos las manos con mucho jabón, los saludos del besito y de la mano se terminaron.
Estamos en período de desescalada, esto puede subir el número de infectados.
Tuve que traerme a mis hijos y justamente a los 3 días cerraron las fronteras, mis hijos están sikn poder viajar, sabemos que hay vuelos humanitarios, pero el coste es más elevado, pero no es para todas las personas, pero mientras no comiencen las clases allá estamos tranquilos
Cuando los migrantes retornados ya estamos allá en Ecuador, somos como invisibles, se nos cierran las puertas, sin préstamos, sin ayudas, no tenemos asesoramiento gratuito para que nos digan cómo invertir el capital que hemos ahorrado.
Una de las causas para regresar a España es porque quebré y me tocó empezar nuevamente. No hay nada de ayuda, éramos un grupo grande, las ayudas que ofrecía el gobierno nada se ha dado.
El tiempo que estábamos aquí nuestras divisas son impecables para mandar allá, por lo menos que cuando uno regresa, tener un seguro, pero no se puede uno estar tranquilo, la delincuencia es peor, pedimos a las autoridades que haya más control, que no haya desigualdad de sueldos entre los extranjeros que llegan y nosotros que somos retornados, no nos dejan ni demostrar lo que podemos hacer y cómo sacar adelante al país.
Que nos escuchen, nos den una guía, acá uno viene a luchar, es duro estar lejos de las personas que uno quiere y después regresar con tanta ilusión, pero a uno le piden experiencia, para todo ponen trabas, tuvimos que buscarnos la vida solos, sin que nadie nos guíe y algunos fracasan.
Siempre uno retorna al país de origen, pero regresaré cuando me haya jubilado, porque allá no tenemos la esperanza de hacerlo, me radicaría hasta jubilarme, me toca seguir trabajando. Me da mucha nostalgia, lo que le duele a uno estar lejos del país.
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