Por: David Rosero

@davidroserow

El emblemático líder popular Jaime Hurtado decía: ¨Si quieres encontrarme, búscame entre todos, que soy el mismo pueblo armado de esperanza¨. Un nuevo estado de ánimo se evidencia en varios sectores de la población, aquella esperanza por días mejores crece en Ecuador. La reactivación de la movilización social toma nuevos brío, es liderada por la juventud rebelde y propositiva pero también por valientes mujeres insumisas, por militares en servicio pasivo que reclaman sus derechos y fundamentalmente por el Colectivo Unitario de Organizaciones Sociales, Indígenas y de Trabajadores que en magna asamblea anunció movilizaciones para el 17 de marzo, en las principales ciudades del país, con el objetivo de exigir: fuentes de empleo, rechazar despidos y la tramposa flexibilización laboral; luchar contra la corrupción, que se pague la enorme deuda a los GADs y que la crisis la paguen los nuevos ricos del correato; en definitiva por el fin del autoritarismo y el respeto a los derechos humanos.

En este nuevo escenario hay victorias importantes como la libertad del ex presidente nacional de la FEUE Javier Rojas y del transportista Francisco Sampedro, arbitrariamente detenidos; también la publicación del libro ¨Criminalización de la protesta: las víctimas del correísmo¨, de Karla Calapaqui y la reanimación de varios sectores sociales que le perdieron el miedo y el respeto a los prepotentes y traviesos de turno.

Este es el mejor reflejo de la verdadera unidad, que no se encuentra en ciertas cúpulas partidarias desconectadas del ciudadano, en encuestas falaces, clientelismos o en la publicidad engañosa; la verdadera unidad emerge en la lucha callejera por resolver los problemas de la gente con soluciones concretas, recuperando derechos y dignidad arrebatados durante nueve años. Es con la propuesta popular y la movilización social donde se forja el cambio que sectores democráticos y la gran mayoría de ecuatorianos aspiramos, entendiendo que no podemos volver al pasado neoliberal ni al presente tiránico. Sino construir con creatividad y optimismo la alternativa, para vivir en mejores condiciones.

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