(Por Marco Tulio)
La violencia e inseguridad en la ciudad están imparables. Nunca antes los ibarreños habíamos vivido momentos tan difíciles en lo referente a la inseguridad: Violencia en los semáforos, robos en las calles mientras caminas y a plena luz del día, sales a hacer deporte, en tu casa o negocio eres objeto de asaltos, asesinatos al estilo sicariato. Es decir, literalmente no hay un lugar seguro, de tal manera que todo esto ha provocado en los ciudadanos una psicosis de miedo, ira e impotencia.
Ante estos acontecimientos, los ciudadanos comunes, los que no tenemos “guarda-espaldas” nos preguntamos: ¿Qué están haciendo las autoridades? ¿Será que nos toca defendernos por cuenta propia? ¿A dónde van nuestros impuestos? ¿Quiénes deben asumir esta responsabilidad? ¿O será que nos dejaron solos?
Bajo estas interrogantes, los ciudadanos estamos llegando a un punto “de quiebre”. Si bien es cierto la seguridad recae directamente y es competencia del gobierno central, pero no es menos cierto que los municipios también tienen parte de responsabilidad y deberían tomar por lo menos la iniciativa para armar un verdadero y permanente plan “integral” de seguridad, donde se trabaje articuladamente, el representante del gobierno, municipio, fuerzas armadas, policía, etc. Cada cual es sus competencias.
El problema de la delincuencia e inseguridad no es nuevo, no es de un día, no es de este momento. Por lo tanto, existe la necesidad urgente de trabajar en un plan macro, proyectado a mediano y a largo plazo. Elaborado de manera técnica, bien pensada para que no se desvanezca en el tiempo y no se convierta en un simple operativo del momento y a su vez no sea “flor de un día”.
La preocupación de los ibarreños es muy grande, por tal razón expresamos y dejamos en claro, que: vivimos en un estado de derechos y obligaciones. De tal manera que, es obligación del estado garantizar a sus habitantesla suficiente seguridad que nos permita transitar por las calles, carreteras y espacios públicos, sin temores, sin miedo y con la debida tranquilidad.
Hacemos un llamado a las autoridades a tomar conciencia de la dimensión de esta problemática y a la vez recordarles que la campaña política ya se terminó “hace rato”, no hay tiempo para desperdiciar promocionando sus perfiles políticos para las próximas elecciones, mucho más que los números no les alcanza, es tiempo de trabajar y que se sienta la llegada del nuevo gobierno. El miedo colectivo a la inseguridad es general y eso afecta al normal desenvolvimiento de todas las actividades y a la vez frena y obstaculiza cualquier posibilidad de reactivación económica. Por lo tanto pedimos ¡No dejarnos solos! (M.T.A.V.)
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