José Prinz, Director General Deep Digital – Región Andina de LLYC.
La comunicación empresarial fluye y cambia constantemente, y la adopción de la ya inminente revolución de la inteligencia artificial no es solo una elección, sino una necesidad que señala el liderazgo en un terreno en constante cambio.
Los días en que los comunicadores generaban relatos a través de comunicados de prensa y eventos ya empiezan a ser parte de la historia. La IA ha trazado una nueva narrativa. ¿Recuerdan esas jornadas largas de planificación en redes sociales? La IA también las recuerda, pero ha decidido tomar esa tarea y liberar tiempo para que los estrategas se concentren en pensar, planear, elaborar conceptos y narrativas más creativas e inspiradoras.
La creación de contenido empieza también a estar influenciada por la IA. Las palabras que cuidadosamente escogíamos en el pasado son ahora adoptadas por la IA y traducidas rápidamente en comunicados de prensa, blogs, tweets, textos, imágenes, videos y programación. Todo gracias a la magia de los algoritmos, la capacidad de una máquina para capturar voces y matices, una sinergia entre la habilidad humana y el lenguaje de las computadoras.
La IA nos empieza a abrir puertas y descubrir nuevas dimensiones comunicativas. Asistentes virtuales responden, crean interacción y redactan en inmediatez. Experiencias inmersivas nos sumergen en mundos virtuales. Y, por supuesto, los “nuevos” chatbots, que actúan como seres humanos, acelerando la atención al cliente con una voz propia y guiando decisiones de compra en cuestión de momentos.
Detrás de la eficiencia técnica y las promesas de optimización, existe una razón imperativa para que los directores de comunicaciones acojan esta revolución. La IA no solo ahorra tiempo y recursos, sino que también teje ejes de relevancia y personalización que resuenan con la audiencia moderna: comunicaciones que no solo transmiten palabras, sino también un conjunto de datos, tendencias y entendimiento profundo de entornos y los consumidores.
La IA no solo informa, sino también guía. Examina datos extensos, identifica patrones y nos ayuda a mejorar nuestra estrategia de comunicación. A medida que lo hace, se abre un portal a audiencias más amplias, construyendo conexiones sólidas y relaciones duraderas.
En resumen, estamos en una encrucijada trascendental para la comunicación. La IA no es un simple aliado, sino una fuerza que definirá la profesión. Como líderes de comunicaciones, la responsabilidad recae en guiar a las empresas en esta revolución, fusionando el ingenio humano con la inteligencia artificial para contar historias en un mundo en constante evolución