“Mujer, el otro lado de la violencia”

Fausto Giraldo
giraldofaustorodrigo@gmail.com

¿Qué mujeres sufren la mayor violencia?, ¿qué tipo de violencia? La sociedad divide a la población en ricos y pobres no en mujeres y hombres, se debe entonces basar el análisis con esta referencia, caso contrario se victimiza a la mujer dentro de la connotación estética y no de la situación profunda en que se desenvuelven.

¿Qué mujeres entonces sufren mayor violencia?, aquellas que en primer lugar carecen de los recursos económicos para satisfacer sus necesidades fundamentales de vida: alimentación, vivienda, educación, salud, recreación, seguridad social.

Seguramente se dirá que este es un problema que no tiene nada que ver con el “DIA DE LA NO VIOLENCIA” pues al contrario, la condición socioeconómica queda marcada en la vida de aquellas mujeres que en sus rostros sienten, el día a día, la desesperanza y ven frustradas las posibilidades de salir adelante, superar sus problemas y satisfacer sus necesidades.

Las mujeres que sufren mayor violencia son aquellas en donde sus compañeros de vida carecen de un empleo o tienen un empleo inestable, con salarios que no permiten solucionar los requerimientos de sus hogares, es cuando por el histórico cultural del sistema y la formación de los hombres se confunde esta responsabilidad con el dominio “machista” y por ende la exigencia de solución a problemas recibe como respuesta una “agresión física o verbal. Por lo general los problemas se generan como consecuencia de la necesidad educativa, salud, alimenticia o de vivienda de los integrantes de un hogar. Se podría concluir en esta parte que el desempleo y los bajos ingresos son causas de violencia contra la mujer.

En el mismo sentido hay una violencia oculta en cuanto a la mujer y su relación laboral: “VIOLENCIA DE MUJERES CONTRA MUJERES”, esta se refleja en las industrias, fábricas, micro emprendimientos e incluso en las trabajadoras de hogares. Las mujeres dueñas o “patronas” que trasgreden la integridad física, verbal y principalmente psicológica de las mujeres obreras y trabajadoras, las tachan con términos peyorativos que afectan su dignidad, las “explotan” bajo el argumento de que si quieren cuidar su trabajo pues se sometan de cualquier forma a sus disposiciones.

La violencia política contra las mujeres, por un lado de los hombres políticos que cumplen dignidades de elección y atentan en contra de mujeres políticas que cumplen las mismas funciones o roles “políticos”; Por otro lado el poder político que trasgrede en contra de la mujer y más de las mujeres pobres a través de lenguajes, estereotipos, políticas o “no políticas” publicas que causan impactos negativos notables en las mujeres como por ejemplo el negar sus derechos e incluso que sus vidas se vean amenazadas por el alarmante crecimiento del femicidio sin judialización.

El poder sostiene siempre una distancia entre él y la gente, y en esa distancia hace uso de términos que agreden y trasgreden la dignidad de las personas. El poder económico a través de la publicidad que se confunde entre el producto de consumo y la “mujer de consumo”, en donde mujeres que no piensan como ese “poder” son ultrajadas, insultadas, vilipendiadas. Fiel reflejo del concepto machista de la estética del poder que recupera a la mujer como adorno pero que en el manejo político las inmoviliza y cuestiona su accionar.

Recordemos que si una madre no tiene dinero para pagar la educación de sus hijos busca el acceso a la educación pública y si el ministerio responsable de proporcionar esta educación hace que las madres hagan largas filas por un cupo educativo en la educación básica, bachillerato o educación superior este es un impacto que marcará la vida de la mujer, que sus hijos no puedan estudiar es más violento. Similares casos puede afirmarse en los temas de salud, vivienda, seguridad social y en cada uno de los ámbitos y espacios en que la “especie humana vulnerable”, es decir mujeres y hombres pobres que se desenvuelven en el cuotidiano día..

Esta violencia no es considerada en los esquemas conmemorativos de este día 25 de noviembre solo son retoricas liricas de la conmemoración del 8 de marzo. En realidad estos aspectos van ligados al permanente vivir de las mujeres que junto a los hombres requieren ser tomados en cuenta para comprender qué tipo de violencia se desarrolla y contra quienes, en donde está el meollo del asunto y como las mujeres pueden incluirse junto a los hombres en la necesaria transformación de las realidades por el bien común, por el bienestar social.

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