¡Mecánicos, hijos de Vulcano!

Por, Marco Tafur S.
“Más vil es el noble que pasa sus días en una vergonzosa pereza, que el artesano que profesa un oficio, por más humilde que sea”. Correo Curioso de 10 de noviembre de 1801. Jesús Paniagua Pérez. Universidad de León.
Siempre es un placer escribir para dignificar el trabajo como fuente de riqueza. Así de sencillo, no es el capital el que crea riqueza. Hoy, un recuerdo de las mecánicas. Se rememora a mecánicos y artesanos afines de Ibarra, gremio que cumple 66 años de existencia y 69 años de vigencia de la Ley de Defensa del Artesano, ejemplos de un noble oficio que floreció hace más de 70 años.
No se trata de un estudio histórico. Se Intenta recordar las mecánicas de los años 50, 60 y 70 del siglo pasado. Hago memoria de las mecánicas que rodean la Ibarra de esos años. Talleres con aroma a gasolina, aceite y grasa, donde desbaratan motores para reconstruirlos.
Maestros del taller y operarios con caras sucias de grasas, manos ásperas embardunadas de aceite, empuñando guaipe y desarmador, son los reconstructores de toscos motores Dodge, Ford, Fargo, Chevrolet, DeSoto e Internacional. Son los técnicos, especialistas, que la práctica les otorgó el TÍTULO DE “MAESTROS”.
Las mecánicas son unidades de producción familiar ligadas al aparecimiento de diversos medios de transporte pesado, pasajeros y correos del país. Esposa e hijos realizan tareas específicas como lavar piezas con gasolina usando cepillo de alambre y guaipe, limpiar y pulir ciertos elementos de frenos, cambio de aceite, engrasado, cambio de llantas, entre otras ocupaciones; los operarios realizan labores de aprendizaje junto al maestro.
Los maestros mecánicos, son verdaderos reconstructores de motores. “Los maestros no son cambiadores de piezas” dirá un añejo amigo electricista (Ramiro Saa). Se rectifica cigüeñales con lija de agua y piola; la grasa esmerilada y ventosa unida a la válvula desencadena todo un proceso de rectificación de pistones. La transmisión es arreglada con manos expertas por el tiempo; un piñón con falla tiene solución; igual el embrague, frenos, caja de cambios; son una especie de todo terreno. En amplios tanques de lata (en forma de batea), con diésel y gasolina, se sumergen cada pieza del motor (carcasa, cabezote, cigüeñal, bujías boch, filtros, pernos, tuercas, abrazaderas, y mucho más) para que reluzcan como nuevos, importados de la yunais.
Enumerar mecánicas de esos años, de la Ibarra empedrada y postes de madera, es correr el riesgo de omitir varias de ellas. Desde ya las debidas disculpas a maestros no citados. Sin embargo, por la mente corre una película en blanco y negro de los antiguos talleres.
Como no tener presente la bulla característica de las mecánicas de don Gilberto Borja Villacís (Chica Narváez y Oviedo); de José Noboa (Olmedo, entre Mejía y Borrero); del maestro Raúl Acosta (sector Emelnorte) y su hermano Segundo; Pepe Hidrovo y Hernán Almeida, con su taller Lad Rover ubicado en la Oviedo junto a la ex-radio La Voz del Norte, entre las calles Sánchez y Cifuentes y Olmedo; maestros Tinajero, Guillermo Jiménez, “fideo” García (Olmedo y Borrero, esq.), Benavides e hijos (Maldonado y Borrero esq.); maestros Alonso Aguilar, Célimo Chacón; A. Chango, hermanos Bastidas Otero: Carlos, Jorge, Pacho (Bolívar y Borrero); Wilo y Jorge Enríquez; Luciano Villacís; Neptalí Vélez e hijos: Claudio, Carlos y Antonio (García Moreno, entre Sánchez y C. y Chica Narváez); Hugo Villarreal; hermanos Rodríguez (Hugo y Lucho); L. Jurado (bombero), C. Tuza, Aquilino Carrillo, Carrera ………..
Todos ellos honrando lo más preciado de la vida, el trabajo. Así es, el trabajo honesto con su profesión, legado para sus hijos y operarios que más tarde se convierten en maestros de sus talleres llamadas mecánicas. Lastimosamente casi todos viajaron a mejor vida.
Los maestros mecánicos, desde algún lugar del infinito, alzan sus manos, de grasa y guaipe, recordándonos el trabajo honesto como el legado más importante de la vida. Son los promotores de carreras de autos en circuitos por calles de la ciudad y del autódromo Yaguarcocha; soportes de la economía de “IBARRA,… CIUDAD A LA QUE SIEMPRE SE VUELVE” (Vaca Jr.)
Es el legado que los ibarreños con memoria reconocemos y rendimos el homenaje más sincero con nuestra actitud de vida. Dos estrofas de su himno compendian su significado.

HIMNO AL MECÁNICO
“SI EL ACERO LO HEMOS DOBLADO GRANDE ERES HEROICO MECÁNICO
ARTESANO DE NOBLE HIDALGÍA CON EL FUEGO DE NUESTRO SUDOR
COMO HIJO DEL NOBLE VULCANO TRABAJANDOPOR SIEMPRE ABNEGADO
COMO HIJO DE LA PATRIA MÍA. LA RIQUEZA DE NUESTRO ECUADOR”.
Letra: Edwin Lara Medina
Música: Ibsen Manzano.

Dirección: Ibarra - Ecuador
Teléfono: 099 718 4835
Email: gerencia@expectativa.ec

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