Por: Santiago Correa R.
El Ecuador se encuentra en terapia intensiva en lo que respecta a su economía, la situación laboral, los despidos masivos en el sector público y privado, negocios y emprendimientos quebrados, sumándose a estas calamidades, de yapa, una pandemia mundial llamada Coronavirus.
Por si fuese poco atravesando esta desgracia sin precedentes, los políticos y autoridades de turno realizando su agosto en hospitales y sabe Dios en qué otras instituciones públicas más.
Indolentes ante el dolor ajeno, jugando con las vidas y paciencia de los ecuatorianos, su miopía hipócrita no les hace mirar las verdaderas necesidades en estos tiempos de emergencia. Un pueblo desesperado, abatido, sin esperanzas, carente de fuentes de trabajo para subsistir con el resto de su familia, se preguntan y ahora quien podrá salvarnos?
Así es el doble país que los ecuatorianos venimos soportando desde hace muchas décadas atrás, realmente ya es insoportable de seguir viviéndolo, me refiero a los pésimos gobiernos de turno que nosotros mismos los hemos elegido dentro de un supuesto acto democrático en determinados tiempos a través del inequívoco (voluntario) y obligatorio voto popular de siempre.
Digo esto porque ciframos en un grupo minúsculo de “POLITILADRONES” la esperanza de nuevas expectativas, de cambios radicales en lo económico, social, educativo, en el campo de la salud, de la transparencia, ética y moral.
Sobre todo que el Ecuador no sea saqueado por partidos políticos, movimientos, fanáticos, y financistas que respaldan ciertas candidaturas de elección popular a través de sus cleptómanas figuras que con demagogia y astucia llegan al poder.
No sé si la ciudadanía en general ha analizado profundamente la cruda realidad de los que llegan al poder junto a sus acólitos, ya que simplemente estos gobiernan para su entorno cercano, y lo repito (financistas o cotizantes, amigos, afiliados, fanáticos, simpatizantes, entre otros), y no para los restantes ecuatorianos que somos mayoría.
De ahí las consecuencias funestas en lo local, provincial y nacional, o sea no están las personas capaces o profesionales idóneos que contribuyan al progreso y desarrollo del país.
Me atrevo a decir que en el Ecuador el ritual que ejecutaban nuestros indígenas Shuar, por cierto macabro denominado Tzantza (cabezas reducidas), se aplicaría a nuestros gobernantes, porque razón, a conciencia y criterio de cada uno de ustedes dejo su respuesta interior. ¿Quiénes nos han gobernado?
Desde que tengo uso de razón los políticos nos han cuenteado repetidamente de la “CRISIS”, y nunca la solucionaron ya en el poder, ni en los años de bonanza petrolera, peor ahora.
No podemos seguir siendo cómplices silentes con quienes nos prometieron el oro y el moro en campaña, y aprovechándose de las circunstancias actuales que vivimos, se embolsiquen los dineros del pueblo a diestra y siniestra.
Debo decir con vergüenza que en los ciudadanos no existe todavía aún, un pensamiento reflexivo de causa y efecto de una mala elección, los mismos de siempre con habilidad, astucia y verbo nos mantienen manipulados y esclavizados a su antojo en cualquier época.
Las mafias políticas que se han enquistado en nuestra sociedad son peligrosas y dominadoras apoyándose cada vez más en grupos populistas violentos. La realidad es que como dijo textualmente en una entrevista el fallecido expresidente León Febres Cordero, los partidos políticos, “jamás renunciaremos a nuestros privilegios y canonjías”, que nos habrá querido decir con eso?
Si seguimos así permitiéndoles a los “CABEZAS REDUCIDAS” que hagan y deshagan en nuestro país, seremos pronto, potencia mundial en CORRUPCIÓN.
Es hora de despertarnos todos, “YA”, o estaremos cavando nuestras propias tumbas para nosotros y las futuras generaciones, el hambre y las necesidades no esperan señor gobierno………
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