Por *Fausto Giraldo

El debate presidencial permitió constatar varios aspectos políticos, capacidad, coherencia, propuesta, confrontación, argumentación e incluso estéticos de cada uno de los candidatos, mismos que se ven reflejados en las siguientes puntualizaciones:

La división en las intervenciones en dos grupos permitió “despolarizar”, por lo menos durante las tres horas que duró el debate, la polarización que se ha venido manejando en la campaña electoral entre Luisa González y Daniel Noboa; es decir, los restantes candidatos pudieron visibilizarse, positiva o negativamente, para que la población conociera de su existencia.

Los ejes temáticos, si bien tenían aspectos específicos, podría decirse que incluyo la posibilidad de ampliar las intervenciones en problemáticas esenciales y estructurales que atraviesa el país: 1) Desempleo, pobreza, inversión, producción, economía y sectores estratégicos; 2) Inseguridad, delincuencia (infantil) crisis institucional, corrupción y justicia; y, 3) Servicios, salud, seguridad social y educación.

Limitado conocimiento de los candidatos, en general, sobre la realidad del país, aspectos técnicos, manejo económico, roles y funciones de las instituciones, intervención integral no sólo de mitigación de las problemáticas, desconocimiento sobre los tratados internacionales, principalmente de derechos humanos.

Se evidenció que los candidatos, en su mayoría, son el resultado del interés y motivación personal de postularse como tal, no son producto de un proceso de militancia o adherencia a los partidos o movimientos políticos que los auspician, sus planteamientos distan de los principios ideológicos de las organizaciones político electorales a las que representan.

Se puede identificar que los candidatos tienen altas expresiones de “populismo”, que es un enfoque político que se caracteriza por apelar al “pueblo” como una unidad homogénea, movilizar a las masas y proponer medidas de justicia social; en sus discursos, usan una retórica directa y emotiva para conectar con los ciudadanos; representan tanto ideologías de izquierda como de derecha.

La falta de elaboración de mensajes, coherencia, elocuencia, presencia, oratoria de exposición, altura, condición de estadistas, lenguaje, fue evidente.

Ahora bien, dos fueron las características de las exposiciones de los candidatos:
1) Confrontación, misma que se presentó fundamentalmente en el segundo bloque de candidatos; como ejemplos, se puede mencionar lo visto entre Andrea González y Luisa González; Luisa González e Iván Saquicela; Leónidas Iza y Víctor Arauz. En el primer bloque se lanzaron algunos “dardos políticos” pero se desvanecieron por la dinámica de intervención.
2) Propuesta, que resultó ser una serie de ideas en lo político, económico, social, ambiental y que, en la mayor parte, no contaban con la fundamentación necesaria para clarificar el “cómo, cuando, cuanto y porque” iban a realizar. Expuso su falta de claridad sobre estrategias para cumplir promesas, financiamiento, objetivos medibles, plazos.
En torno a las propuestas, puede sistematizarse que la mayoría de candidatos están de acuerdo con la privatización o concesión de áreas estratégicas, el juzgamiento de menores como adultos, la restructuración de la justicia, la reingeniería de las fuerzas de seguridad, la construcción de centros penitenciarios, la pena de muerte, endurecimiento de penas a las que se deba incluir a jueces corruptos, hasta construir cementerios para los delincuentes. Algunos propusieron la remoción de cupulas militares y policiales.
Sobre el control del narco tráfico, lavado de activos y la migración de extranjeros la mayoría sostuvieron que es necesario controlar las fronteras, aeropuertos y puertos marítimos, fortalecer la UAFE, intervenir en empresas, principalmente bananeras, vinculadas al tráfico de drogas y fachadas de lavado de activos, incluido entidades financieras, implementar organismos de inteligencia, requerir documentos a los extranjeros, entre otros.
Sobre el financiamiento del presupuesto y la generación de empleos propusieron cobrar a los deudores y evasores de impuestos, renegociar y/o una moratoria de la deuda externa, la inversión extranjera. Apenas tres candidatos propusieron números en cuanto a la cantidad de generación de fuentes de empleo, principalmente para los jóvenes, sin embargo, no se dijo en donde específicamente podría efectuarse, aunque en líneas gruesas hablaron de reactivar el campo, créditos a bajo interés, reactivar la obra pública. Muchos de los aspectos ya implementados por los gobiernos, tanto neoliberales como de la revolución ciudadana, todos los últimos de corte populista.
En lo social todos hablaron de la necesidad de atender los sectores de salud, educación, seguridad social, garantizar la eficiencia en la prestación de servicios, implementar modelos extranjeros de coparticipación o los que realiza SOLCA.
Dos particularidades que merecen atención:
Daniel Noboa no hizo propuestas nuevas, se limitó a presentar el año de su gobierno, es decir en la práctica “continuismo” a lo que viene ejecutando. Resalta el hecho de evadir algunas interpelaciones como el no hablar sobre los menores asesinados y el pago de los impuestos que por alrededor de 93 millones adeuda las empresas de su papá.
Luisa González mostró un semblante de incomodidad, incluso en el trastabilleo durante sus intervenciones; a mi juicio obedeció que el principal contrincante, Daniel Noboa, no estaba en el grupo y su narrativa durante la campaña ha sido confrontar la política del régimen, pues no habría sido el espacio propicio para mostrarse como seguramente pretendía.
¿Quién ganó el debate?
Como señalé arriba, se presentaron dos características en las intervenciones, confrontativa y propuesta. En el primer grupo más allá de ciertos señalamientos a Daniel Noboa y en pequeña proporción a otros candidatos no existió mayor confrontación, no así en el segundo grupo en el que Andrea González abanderó la posición anti correista y, ente ámbito podría decirse que ella logro un posicionamiento. En lo que respecta a las propuestas no lograron posicionar “ideas fuerza” con el plus necesario que les permita posicionar imagen e identificar que podrían hacer durante su gobierno, más allá de las generalidades, y en el caso de Daniel Noboa, la ausencia de propuestas y la reivindicación de su año de gestión.
Por tanto a mi juicio, no existe ganador, sin embargo precisa establecer que el “tablero electoral” se movió, aunque no en el sentido favorable a los dos supuestos favoritos de la contienda. Para entender lo que menciono, hay que tomar en cuenta que la participación poblacional en política, en particular en elecciones, tiene la siguiente segmentación que la quiero identificar como las “Tres E de la Participación”:

1) Escépticos, representan el 30% de la población, son aquellos que no ponen atención a ninguno de los sectores que ejercitan la gestión política y el proselitismo electoral.
2) Espectadores, representan el 60%, son aquellos que miran desde el otro lado lo que hacen “los políticos”, tanto en el gobierno, las instituciones y las elecciones. En cuanto a las elecciones observan hasta el ultimo minuto el desarrollo proselitista y toman una decisión.
3) Ejecutores, representan el 10% de la población, son quienes hacen actividades de carácter. Este segmento se podría fragmentar en dos:
a) Gobernantes, líderes políticos y/o adherentes que serían un 9%
b) Analistas, comunicadores, consultores en el 1%
Ahora bien, aunque soy partidario que los estudios de intención de voto o encuestas, en el caso electoral, son instrumentos que sirven a los candidatos y organizaciones políticas para formular sus estrategias, sin embargo son mal utilizados como piezas de posicionamiento en elecciones, para efecto de comprender como el debate movió el tablero, refiero que en la mayoría de datos proporcionados con la aplicación de esta técnica existía antes del evento, mas – menos, el 60% de indecisos, dentro del numero de encuestados, lo que contrastando con el numeral 2 espectadores, tiene valida que la población objetivo de algunos postulantes era llegar con el mensaje a este segmento.
En tales circunstancias, Andrea González podría haber incidido en gran parte de la población indecisa que manifiesta un anti correísmo pero que tampoco miran al actual gobierno como alternativa. En menor proporción estarían Rabascal, Iza y por ciertos planteamientos “extravagantes” Tillería. Lo que no significa que la totalidad de indecisos se hayan inclinado por ellos, aún estaría por verse.
El “post debate”:
1) Es un hecho que los adherentes de cada uno de los candidatos harán suyo un triunfo subjetivo en el debate.
2) Luisa González ha mocionado que se realice un debate solo con Daniel Noboa. Este planteamiento confirma mi opinión respecto a su cierta incomodidad en el debate ante la ausencia del principal contrincante y que no pudo “lucirse”.
3) En las redes sociales, actuando siempre los grupos denominados “trolls”, los adherentes de uno u otro candidato siguen con el esquema o contenido de la campaña: a) polarización entre dos candidatos, b) restar importancia a las propuestas, c) principalizar en anti correísmo o anti noboismo, d) denostar a los oponentes, e) mal uso de las encuestas; y, f) ejecutar el marketing político electoral a partir de las emociones y con la difusión de piezas subjetivas e idealistas.

4) La campaña electoral en las calles mantiene su forma: caravanas, mítines, colocación de pancartas y entrega de papelería, camisetas y gorras
A manera de conclusión:
Cada debate es un evento único, con características propias, su efecto es en el periodo durante el cual se realiza; si en él se ejecuta por parte de los candidatos aspectos que resalten en su intervención incidirán en la población objetivo. El post debate es un elemento referencial que abona a lo realizado por los candidatos en el debate, sin embargo, como se nota, se mantienen los elementos que se han venido desarrollando.
Hasta el día de las elecciones mucho incidirá en la decisión de los votantes lo que hagan o dejen de hacer, lo que digan o callen, el plus que le impriman para diferenciarse de los otros a efecto de inclinar la balanza a su favor, quizá aun se mantenga el criterio de correísmo o noboismo más allá de las propuestas o “él mejor” y este sea el punto clave de la intención del voto.
Abro el debate, debe haber mucho que decir y aspectos que en la presente opinión no estén tomados en cuenta.

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