La Supervisora de Educación, Inés Almeida con muchos años de labor en el magisterio, es conocida por las organizaciones femeninas como la mujer del año, fue concejal alterna del municipio de Ibarra y ahora aspira llegar al Congreso Nacional.

Por qué participa como candidata a diputada?

Mi participación como madre, como mujer, como educadora, no está encuadrada en la ley de cuotas, ni favor alguno, sino sobre todo, mi actitud de vida diaria, mi hoja limpia de trabajo como mujer pública y con una visión de tratar de utilizar la política, única herramienta para aportar con cambios eficientes a la sociedad.

¿Es decir la política de servir a los demás no servirse de los demás?

Cuando es una política limpia, cuando es una política de servicio, buscar mecanismos donde yo pueda ser útil a los demás, a los que necesitan; no figurar, ni enriquecerse personalmente.

¿Es importante la participación de la mujer?

No comparto el dogma según el cual las mujeres son más aptas que los hombres para el gobierno de casa y los hombres son más aptos que las mujeres para el gobierno de la sociedad, es un dogma falso.

¿Tengo la percepción de que la mujer en política se automargina, usted qué cree?

Comparto en parte su concepción, porque hemos vivido una sociedad machista que no le ha permitido a la mujer ocupar espacios, pero si la pobreza es el más grave problema que nos cobija a hombres y mujeres, no permitimos que sea pretexto de la demagogia.

La mujer en estos últimos años ha tomado una cierta tenacidad, una valentía en enfrentar cualquier espacio de acuerdo a su capacidad. A mi me gusta enfrentar los desafíos para generar soluciones

¿Usted no se amilana ante la adversidad, lo digo por su impedimento para caminar?

Mi papel como madre, como persona con discapacidad en mi entorno, he sido un prototipo de ejemplo, he estimulado de ejemplo a muchas personas que teniendo todo, no tienen nada.

¿O se quejan mucho?

Se quejan mucho, se agobian por todo. Qué diría yo que tengo 19 años de compañera inseparable a mi silla de ruedas, esta amiga ha servido para romper esquemas, barreras, que no han sido obstáculo para poder crecer, soñar, generar vitalidad, servicio para las personas más pobres y en especial a las personas con discapacidad.

¿Usted conversa con su silla de ruedas, qué le dice?

Muy a diario, le digo que no me falle, que tiene que estar muy atenta a mis requerimientos y sobre todo, ha sido ella un ingrediente para estar dentro de la escuela del dolor, tertulias muy largas con el creador.

¿Qué siente al no poder caminar?

Yo no necesito piernas para volar, porque teniendo solidariamente una amiga fiel, que es mi silla de ruedas, puedo llegar a cualquier lugar. La voz no se me ha cortado nunca cuando he tenido que denunciar a los corruptos y a la corrupción.

Somos personas con sueños, con deseos, con aspiraciones, con sufrimientos y por qué no podemos desempeñar funciones públicas?

 

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