Don Fausto Yépez Almeida de 77 años de edad, coleccionista de llaveros, fotografías de reinas de la ciudad, de los Registros Oficiales, amante de los pajaritos y de la buena música nacional, tiene el récord nacional de haber sido Jefe Político de la ciudad desde tiempos de Velasco Ibarra, cuando era gobernador de Imbabura, Enrique Ayala Pasquel, era el “eterno” Jefe Político, hasta que llegó al poder la Izquierda Democrática en 1988 y los directivos de la ID en Imbabura, presionaron para que salga.

Ha sido gobernador de Imbabura encargado en varias ocasiones, es socialista y uno de los personajes característicos de Ibarra, de los pocos que quedan, porque otros ya murieron. Ex concejal, actual boticario, “el señor de los remedios” nos abre su libro de recuerdos.

¿A usted le conocían como el señor de los remedios?

Efectivamente, fue el modo de pensar de uno de mis amigos que me decía eso, porque yo estaba todo el tiempo en mi lugar de trabajo con la botica, el servicio lo prestaba en el día y en la noche.

¿Esto fue desde qué año?

Desde 1962, han pasado muchos años desde que está en mi poder la botica “Ibarra”, antes estuve en otras como la “Inglesa”, la “Alemana” donde el señor Amado Simbaña; después el señor Naranjo me entregó la farmacia sin ninguna garantía.

¿En la botica Ibarra había un personaje que ponía inyecciones, recuerda eso?

El señor Rubén Durán siempre me acompañó por mucho tiempo, falleció hace algunos años, él trabajaba a domicilio poniendo las inyecciones.

¿Qué pasó con su bicicleta, la que tenía un motor?

En una noche la perdí, desapareció del corredor, esa la utilizaba para ir a colocar las inyecciones. La Jefatura de Salud me molestaba por el trabajo, porque creía que yo andaba cobrando y no era así, yo solamente inyectaba.

¿Y cómo funcionaba la bicicleta?

Era con motor, la única que circulaba en nuestra ciudad, antes había dos, la una era de un gringuito y la última fue la mía.

¿Cómo era antes Ibarra?

Antes era como una sola familia, las personas nos conocíamos, salíamos los domingos a las 11 de la mañana y a las ocho de la noche nos encontrábamos con amigos para las tertulias, era un lugar de paseo por el parque principal, todos salían porque no había ningún peligro, hoy ha crecido mucho Ibarra.

¿En su botica se grabó discos, cuéntenos de este particular?

Mi intención era que nuestros artistas se superen, yo adquirí un piano, unos dos órganos, un contrabajo, violines para tenerlos en mi casa, para oír las fallas que los músicos tenían al ejecutar y tratar de mejorar la calidad.

Para mí fue una cosa muy grata saber que se reunían aquí los artistas. Empezamos con Armando Hidrobo, Jorge Ponce, Pedro Carrillo, Huberto Santacruz, todos ellos muertos, como cantante Pepe Quevedo, después se integraron los hermanos Proaño; hicimos con el grupo “Alma ecuatoriana” cuatro discos Lp, eso fue hace 40 años.

¿Le encantaba la música?

Creo que soy fanático de la música, especialmente la ecuatoriana y la clásica.

En pocas palabras

  • Di todo lo que yo pude ser en beneficio de nuestra ciudad.
  • Nosotros no ganábamos nada, nosotros nunca nos palanqueamos, sino que venían las autoridades a los domicilios a decirnos que aceptemos una candidatura.
  • Soy socialista no me he cambiado, me he mantenido con esta ideología
  • Hay ibarreños que dicen a qué vamos ir a Ibarra, si ya no tenemos amigos, pasamos por el parque y no encontramos a nadie.
  • Mi ilusión es verle grande a Ibarra.

 

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