Fausto Giraldo
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A inicios del aislamiento el gobierno dispuso que estaba prohibido que empresas de telefonía fija y movil, internet, TV por cable y servicios básicos suspendan los mismos por falta o retraso en el pago, por lo menos hasta que culmine la crisis sanitaria.
Estas dos semanas decenas de personas han denunciado a varias empresas prestadoras de servicios de televisión por cable, internet y telefonía celular por la suspensión de los servicios, irrespetando así la disposición gubernamental. Si no se hace mención de las empresas en este texto es porque corresponde a los afectados presentar las denuncias con los justificativos del caso y las empresas justificar los cortes.
En los momentos de crisis, cuando se sugiere que los habitantes queden en sus casas, suspender la provisión de internet, telefonía movil y televisión por cable demuestra la poca o nada empatía y solidaridad de las empresas prestadoras de estos servicios.
Se pueden imaginar que harán los niños y adolescentes sin internet, ¿como realizaran sus actividades escolares?, los servidores y trabajadores ¿como ejecutaran el teletrabajo?, toda la familia en tiempo de ocio sin televisión o internet seguramente buscará salir de sus casas ya que el silencio e inactividad generará alteración emocional, llámese ansiedad, sobre todo en los inquietos niños, poniéndose en alto riesgo.
Ciertos “traviesos” empresarios inventan que hay daños en las redes y por eso no se provee el servicio pero al momento que el usuario cancela la cuota vencida de inmediato al parecer la red se compone.
Se supone que ARCOTEL es la responsable de atender quejas en este sentido, sin embargo al marcar su linea directa no hay quien la responda, los usuarios estamos indefensos sin tener una autoridad o institución a donde acudir o llamar y si la hay no existe la suficiente información de contactos.
Al finalizar la crisis corresponderá a todos los clientes analizar el comportamiento de sus empresas proveedoras y buscar otras empresas que tengan la suficiente madurez, seriedad, responsabilidad social, empatía y solidaridad para atender a los clientes, más aún en tiempos complejos en los que se trata de precautelar la vida.