Por Marco Tulio Amaguaña V
Tras la aprobación del juicio político al presidente de la República y los altos niveles de inseguridad, la actividad económica del país entró en ” modo pausa “. Ya se empieza a sentir una FRACTURACION de la endeble y frágil reactivación económica alcanzada pos- pandemia.
Los sectores productivos (Empresarios, comerciantes, agricultores, artesanal, turístico, etc:) se encuentran muy preocupados por la incertidumbre y el desconcierto que ha provocado este “caos político” y el auge delincuencial sin precedentes que vive el Ecuador.
La desazón es tan grande porque los planes y proyectos se están cayendo. No se pueden hacer nuevas inversiones. No se pueden hacer nuevas contrataciones de gente. Pero el mayor temor es porque se puedan cerrar las fuentes de financiamiento en todos los niveles, tanto internas, como externas. De tal manera y tal como están las cosas, sólo es cuestión de tiempo para que la economía ecuatoriana entre en un profundo estancamiento económico.
La incertidumbre y la inseguridad, son dos elementos muy nocivos para el crecimiento y desarrollo de un país. En consecuencia, los más afectados son los sectores productivos, porque deben hacer una pausa obligada, en espera de un desenlace final que permita tener un panorama más claro sobre la situación del país. Este “terremoto social y económico” que estamos atravesando, se veía venir. Porque el poder Legislativo y el ejecutivo, se han pasado prácticamente dos años en peleas constantes y disputas estériles.
Por lo tanto, se podría decir que los Asambleístas se olvidaron que deben al pueblo que los eligió. No entendieron que están ahí para fomentar y crear leyes a favor y en defensa de los ciudadanos. De otro lado el presidente Lasso, nunca comprendió que la presidencia es un cargo político y que hay que tener empatía con el pueblo. Nunca escuchó a nadie, ni siquiera a quienes lo llevaron donde está ahora. Literalmente se ha pasado dos años con un pobre manejo político y hablando desde una burbuja. En conclusión, la Asamblea Nacional y el gobierno, han BOICOTEADO el crecimiento económico del país, la seguridad, salud y educación y lo que es peor e imperdonable es que se hayan burlado y a la vez “bofeteado de frente” a los más pobres de la patria, incumpliendo todas las ofertas de campaña.
El Ecuador está viviendo los días más oscuros en su institucionalidad democrática. Es hora que los tres poderes del estado en su conjunto, depongan posturas antagónicas y hagan su máximo esfuerzo en el fortalecimiento democrático y a la vez busquen el camino correcto para que el país vuelva por el sendero de la paz y prosperidad.
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