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La educación superior es de suma importancia para el desarrollo de un país, su acceso es un derecho universal que se ha limitado dejando a miles de jóvenes sin oportunidad de obtener una profesión, sin embargo con el modelo impuesto desde el Estado se ha generado sí grandes negocios para unos pocos así el objetivo final que es alcanzar un cupo universitario no sea concretado.
En la década pasada el régimen cerró varias universidades de carácter privado, en cierta medida tenía razón: “varias de ellas funcionaban en edificaciones no aptas para el aprendizaje, a estas universidades se las denominó “de garaje”.
No todas las universidades cerradas eran de garaje, muchas de ellas incluso tenían especialidades con alta calidad en la formación de profesionales, sin embargo algunas en realidad se habían convertido en un negocio y bajo el camuflaje educativo se otorgaban títulos valorados por el costo de las carreras más no por el proceso formativo.
Los gobiernos siempre han limitado los recursos presupuestarios para la educación en general y más la educación superior a la que no consideran como obligación del Estado, pese a que anualmente el número de jóvenes en capacidad de acceder a la universidad ha aumentado notablemente, sin embargo las instituciones de educación superior no abastecen esta demanda que anteriormente se desfogaba en las universidades privadas que fueron cerradas.
Con la implementación de las pruebas de ingreso hoy denominadas “SER BACHILLER”, sobre la base de los límites en la calidad educativa en la formación de bachilleres en decenas de establecimientos del país, con excepciones, se crea una necesidad y a su vez un nuevo negocio: “los preuniversitarios”.
Los preuniversitarios son instituciones de carácter privado que se crean para “fortalecer los conocimientos de los jóvenes bachilleres” a efectos de que puedan rendir la denominada prueba de acceso universitario y así lograr obtener un cupo en alguna universidad del país.
Estas instituciones reciben centenas de estudiantes quienes pagan entre 250 y 500 dólares, según el prestigio del instituto preuniversitario, pero ello no significa de que de todos los estudiantes que han cursado y pagado un preuniversitario logren su objetivo. Se habla que los cupos disponibles en la universidad pública en general sería en alrededor del 35% de los nuevos bachilleres, el 65% restante se irá sumando al residuo de los alumnos sobrantes de los años anteriores que no obtuvieron cupo en el sector público y que por la situación económica tampoco ingresaron a las universidades privadas calificadas.
Muchos de estos preuniversitarios funcionan en edificios que fueron originalmente construidos para otros fines que no es la educación, pequeños espacios adaptados como aulas que reciben a decenas de estudiantes en cada uno de esos “cambuches de terraza” que no tienen las condiciones pedagógicas pero que sirven para el funcionamiento de estos nuevos negocios educativos.
No se avizora una política de educación superior seria por parte del Estado que posibilite el acceso a la educación superior de todas las generaciones presentes y futuras, hay un déficit que sobrepasaría en la actualidad los 600 mil jóvenes sin universidad, la academia como institución pública hacen los mejores y mayores esfuerzos para dar cabida al mayor número de estudiantes y obviamente no podría sobrepasar el límite porque se pondría en riesgo la calidad educativa y a su vez, lo más complejo, los recursos económicos no son suficientes para implementar nuevas edificaciones, contratación docente, laboratorios y demás equipamiento requerido.
Sí, la educación superior es una cuestión de planificación del desarrollo, debe valorar la visión de futuro que se quiere para el país, asignarse los recursos necesarios según lo dispone la norma jurídica, fortalecer el crecimiento de la universidad pública, calificar la formación de los bachilleres en las unidades educativas, controlar y regular el nuevo negocio educativo creado, atender el futuro de la juventud y por ende el futuro de la sociedad en su conjunto.
Muchas serán las opiniones de expertos, también de quienes sienten la necesidad, incluso de aquellos que miramos los acontecimientos desde afuera. Lo importante es abrir el debate y generar propuestas viables de solución a esta problemática que en cualquier momento y con cualquier gobierno desatará un estallido social.