Emelnorte al día siguiente que se produjo el terremoto en las provincias de Manabí y Esmeraldas, envió un contingente de 20 personas a la zona del desastre, para arreglar en la parte eléctrica, los daños que produjo el sismo y restablecer en forma inmediata el servicio; desde que inició la emergencia, en total 60 trabajadores entre técnicos y choferes se han desplazado a la denominada Zona Cero.
Carlos Valencia chofer de ingeniería en construcciones de la empresa nos relata su experiencia en San José de Chamanga, una comunidad de la provincia al sur de la provincia de Esmeraldas.
¿Cómo llegaron a la zona del desastre?
Llegamos la caravana de Emelnorte a Esmeraldas con 19 compañeros, la canasta 25, la grúa 68, los vehículos números 50, 49 y 66
La verdad cuando nos dijeron que íbamos a Esmeraldas, pensábamos que nuestro trabajo era en un sector poblado, pero nos encontramos con un desastre. Arribamos a las 11 de la noche del domingo 17 de abril, sin luz, en tinieblas, fuimos la primera empresa en llegar, había solo 3 policías en el pueblo de Chamanga, todo el mundo había desaparecido, corridos por el terremoto.
Es impactante ver desde la primera casa que está caída, caminar en la obscuridad y observar que no solo es una casa destruida, sino que son varias, decenas, un pueblo entero el que se había devastado, eso causa una impresión tan grande; ante esas circunstancias duras, allí uno le da valor a la vida, a la familia, el llorar al ver esas imágenes, una cosa es ver el desastre en la televisión y otra es verlo a medio metro.
¿Fue una experiencia muy triste?
Si una experiencia dura, lamentable, conmovedora, ver hermanos ecuatorianos destrozados; al siguiente día muy temprano, la gente comenzaba a desarmar sus casas, ver lo poco que les había quedado, era desgarrador ver gente ingresar a las casas en escombros para buscar familiares, no les importaba nada y arriesgaban su vida.
Allí en esos momentos se valora la vida, la salud, a la familia
Son pruebas que Dios nos pone, a veces uno prioriza bienes y allá hay gente que se quedó sin nada y hay gente que la da dolor colaborar.
Ustedes impotentes al ver tanto dolor
Cuando nos pidieron el contingente pensamos que íbamos a llegar, pero no a la zona que era el epicentro del terremoto, nosotros estuvimos en la zona cero como se dice, era difícil trabajar porque a cada momento se producían réplicas.
¿Podían dormir?
No, hubo un instante en que cuando estaban dos compañeros subidos en el poste y comenzó una réplica, pensábamos que se iban a caer del poste
¿Qué necesita la gente?
Hay muchas instituciones que apoyaron, pero no sabemos hasta cuándo, porque han dicho que la reconstrucción tomará dos o tres años
¿Usted iría otra vez?
Sí me lo piden, no tengo la duda que prestaré mi contingente, cuando se me necesite no tendría ningún inconveniente en ir hacia allá.
¿Cuál es el mensaje que nos deja luego de su permanencia en Chamanga?
Que siempre valoren lo que tienen, porque esto es una lección de vida, ya lo pudimos ver que en un minuto nos podemos quedar sin nada; lo material no vale en la vida, sino los sentimientos y valorar a la familia.