La violencia contra la mujer en la familia y en la sociedad es generalizada y traspasa el nivel de ingresos y la clase social o cultural, los ejemplos huelgan, los casos se repiten, pero los índices no han disminuido tanto en América Latina como en el Ecuador y en Imbabura, según señalaban datos recogidos en esta provincia
La violencia en el hogar contra la mujer tal vez sea el delito sobre el que menos se informa, debido a que las disputas en la vida privada de la familia, aun cuando entrañan malos tratos físicos, a menudo no se perciben como actos criminales, ya sea por quienes los perpetran, por las propias víctimas o por el sistema jurídico.
A nivel internacional existe una convicción cada vez mayor de que la violencia constituye una violación de los derechos humanos fundamentales de la mujer, también existe una conciencia cada vez mayor de la necesidad de elaborar un sistema internacional para atacar eficazmente este problema.
La violencia física, sexual o sicológica que ocurre en la familia, incluidas la agresión física contra la mujer, el incesto, la violencia relacionada con la dote, la violación conyugal, la circuncisión femenina, la violencia que no procede del cónyuge, la discriminación y la explotación financiera.
Ante esta cruel realidad que ocurre en el país, en Imbabura, en el norte del país, es necesario hacer un llamado a la sociedad a que se comprometan definitivamente a erradicar los actos de violencia contra la mujer que constituyen un obstáculo a su obtención de la igualdad, el desarrollo y la paz, pero lo importante es no quedarse callado o callada, hay que denunciar los hechos, porque estos se pueden repetir.