El trabajo vial en las zonas rurales de la provincia, que corresponde a la Prefectura, no se ha detenido, pese a la emergencia sanitaria nacional. “Hubo que reprogramar las tareas que se encontraban en marcha, antes de que el país entre en esta crisis. Se trazaron protocolos y se dispuso medidas de prevención para garantizar la salud del personal operativo y así se ha podido atender, especialmente, los requerimientos de los poblados, en donde la vialidad resultó afectada por la lluvia”, refiere el prefecto Pablo Jurado.
En estos últimos meses, la zona de Intag del cantón Cotacachi fue la que más soportó fuertes aguaceros, lo que produjo serios daños en las carreteras principales y secundarias. La mayoría de parroquias reportaron este tipo de problemas, ante lo cual, la Dirección de Infraestructura Física movilizó el equipo caminero a fin de limpiar los derrumbes y dar un mantenimiento adecuado para que los comuneros puedan seguir cumpliendo sus actividades diarias, ligadas a la producción agrícola.
Por otra parte, los proyectos planificados en este año siguen siendo impulsados por el personal técnico. En ese orden, un grupo de topógrafos, en el transcurso de la semana que culmina, fue encargado de realizar su trabajo en Salinas, Pablo Arenas y Sigsipamba, parroquias en las cuales se encaminan los procesos de adoquinado, empedrado, lastrado, construcción de cunetas y mejoramiento con maquinaria.
Otro equipo, en cambio, se dirigió a San Pablo, González Suárez, San Rafael, Ilumán, Imantag, Pataquí, Quiroga, Miguel Egas Cabezas, Quichinche, Chugá, Sigsipamba, Mariano Acosta y Ambuquí con la misión de recabar información, documentación y adelantar gestiones dirigidas a hacer efectivos los convenios de mantenimiento vial rutinario en el 2020. Esta es una de las acciones que arroja resultados positivos, pues se logra comprometer esfuerzos mutuos para mantener en óptimas condiciones los caminos de la ruralidad.

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