Por, Marco Tafur S.
Con profundo pesar fallece LUIS BERNARDINO JIMÉNEZ, conocido como “TOMASITO” por
su abuelo, en Quito el 09-02-2022. Muchos recordarán su imagen y otros preguntarán quien fue
TOMASITO. Nace en la hacienda Tapiapamba (Urcuquí) el 07-03-1934. Siendo niño llega a
Ibarra de la mano de sus padres; vive en la casa ubicada en la calle Sucre y Mejía, barrio Santo
Domingo. De adolescente trabaja de carpintero en la empresa de Ferrocarriles, su vocación de
artesano y pintor había nacido. Ingresa a laborar al IESS, a los 25 años, al presentarse la
oportunidad de mejorar su nivel de vida que la supo cultivar.
Al pasar el tiempo, su don de gentes le valió reconocimientos inigualables. Se lo recuerda como
un caballero a carta cabal. Quienes tuvimos la suerte de conocerlo personalmente como jugador
de futbol y ciudadano honesto, podemos ponderar de sus virtudes y valores. Su figura erguida,
caminado pausado por calles empedradas y veredas de ladrillo desde su lugar de trabajo, IESS,
Chica Narváez y Mejía rumbo a su hogar, es un recuerdo inconfundible.
Como jugador, del Club 17 de JULIO del barrio donde vivió y del recordado COMBINADO
LOCAL, deslumbró con su calidad técnica; un caballero íntegro dentro y fuera del campo de
juego. Era un deleite verlo jugar, con su trote sereno, dominio de bola y pase preciso al compañero
mejor ubicado. Era el director de orquesta de un conjunto de futbol, que hace vibrar de euforia a
los asistentes del desaparecido Estadio Municipal al gritar gooooool del Combinado Local;
Gooooool de los inolvidables “Loco” Terán, “Tigre” León, “Palito” M. Palacios…. Los voladores
tronan, cuadras a la redonda, como sinónimo de alegría de un pueblo fiel a su equipo.
Son tiempo para recordar al Combinado Local:1960. Saltan a la cancha “enchambada” de tierra,
arena fina, cangagua y arcos de madera, 11 pundonorosos futbolistas, seleccionados de los clubs
federados de ese entonces. La foto, única testigo fiel de aquellos tiempos del deporte Ibarreño,
nos llena de nostalgia. Se aprecia tribunas de madera abarrotadas de fieles hinchas.
Parados, de izquierda a derecha: M. Rubio, “Tomasito” Jiménez, “Choclo” Pupiales, “Moti” H.
Espinoza, A. Ortíz, J. Rubio y G. Rubio (Kinesiólogo).
Cunclillas: “Tigre” M. León, D. López, “Loco” J. Terán, Paredes (refuerzo de Otavalo) y “Palito” M.
Palacios.
De ellos, dos jugadores todavía nos acompañan en el peregrinar de la corta vida terrenal: Pupiales y
Hugo Espinoza.
La fotografía constituye una añoranza inimaginable que recorre nuestro cerebro; una especie de
película en blanco y negro rueda en nuestras mentes: la entrega de cada jugador al disputar el
balón hecho de cuero duro y bleris, la ambición de triunfo por amor a su combinado local, a su
querida Ibarra. Es la expresión popular de sus hijos que, sin ganar un sucre, demostraban sus
cualidades técnicas y físicas. El futbol les enseñó a ser señores; a ser ganadores aún en tiempos
difíciles; caballeros en todos los preceptos de vida.
Uno de ellos, sin lugar a dudas, es TOMASITO JIMÉNEZ. Caballero del deporte; tarjeta amarilla
no existió para él, peor la roja. Fue un triunfador en el deporte, lo que se reflejó en su vida
profesional y social. Funcionario honesto al servicio del IESS Ibarra y Quito, ciudad a la que
migra por la educación de hijos y propia superación. Se gradúa de abogado de los tribunales de
justicia del Ecuador, demostrando ejemplo de superación permanente.
Luego de acogerse a la jubilación legal, en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS),
surge otra etapa de su vida, la ARTÍSTICA, la pintura. Los cuadros que pinta reflejan la filosofía
de su vida; el amor por la naturaleza, por los colores vivos que expresan la luz que guía la
felicidad. Todos los que tenemos memoria del Ibarra de ayer, lo recordaremos como lo que fue;
sin añadir nada, UN CABALLERO A CARTA CABAL. Paz en su tumba.