Por Fausto Giraldo
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Opinar sobre temas de este carácter puede ser visto como involucrarse en “trivialidades” frente a aspectos que para un gran porcentaje de la población tendrán menor valor en relación a elementos como por ejemplo la visión de desarrollo y la gestión que se deba hacer en una ciudad.
Sin embargo, hoy en día, la elección de una “reina” genera un debate con opiniones a favor o en contra, por tanto es necesario tener claros los conceptos.
El Concejo Municipal resolvió no realizar, a partir de este año, la elección de la Reina de Ibarra considerando que este acto constituía un hecho que ponía de manifiesto la “cosificación” de la mujer, se dijo, y no necesariamente representaba las capacidades e identidad de la mujer ibarreña. Obviamente unos sectores estuvieron de acuerdo con tal decisión y otros se mostraron contrarios al resaltar el trabajo social que las señoritas ejecutaban durante el periodo para el cual fueron elegidas.
La Fundación “Reina de Ibarra” hizo suyo el proceso de elección y se entiende dio los primeros pasos, uno de ellos patentar la elección de la REINA DE IBARRA como marca y derechos propios y privados de su realización; seleccionó las aspirantes y el pasado fin de semana procedió con la elección.
A mi juicio debe quedar claro, la elección es de la REINA DE IBARRA tal cual la patente registrada por la fundación, lo que no significa que sea la elección de la REINA DE LA CIUDAD DE IBARRA.
La explicación es lógica de acuerdo a la Constitución de la República, al COOTAD y a las ordenanzas pertinentes, la única entidad que representa a la ciudad de Ibarra en todos los aspectos de orden territorial es el Gobierno Autónomo Descentralizado Cantonal, por tanto este es el único organismo con capacidad legal para avalar la elección de una representante de la ciudad como soberana.
En este caso debe quedar claro, se eligió la Reina de Ibarra, una denominación cuya descripción fue patentada por la Fundación del mismo nombre y por tanto es una elección privada, que no contó con recursos del Estado y se apoyó con el aporte de las empresas privadas para el efecto.
Evidentemente no se puede desmerecer el esfuerzo de todas aquellas instituciones y personas que intervinieron en la ejecución de este evento y a su vez los fines por los cuales se decidió llevar a cabo, que por cierto son muy loables.
La legitimación, más que legalización como soberana de la ciudad, será sin duda el reconocimiento que la ciudadanía otorgue a la gestión de la señorita electa como “Reina de Ibarra” y a futuro el evento, realizado bajo sus propias condiciones, tendrá el aval colectivo.
Así como auguramos éxito a todas las personas que son elegidas para ocupar diferentes dignidades del que hacer social y organizativo de la ciudad, hay que felicitar a las señoritas elegidas en el certamen y desear que los proyectos propuestos tengan feliz término.