El gobierno antes de que se desmorone su estructura y pierda el apoyo de las fuerzas armadas, debería en forma inmediata derogar el paquete de medidas económicas, especialmente en lo concerniente a la eliminación de los subsidios a los combustibles, decisión que golpea fuertemente a los abandonados de siempre.
Sectores pudientes, de economía importante, autoridades del Estado que tienen ingresos superiores a los 3.000 dólares, seguramente no tienen mayor problema en asumir el costo de este aumento en el precio de los combustibles, pero quienes sienten el peso de esta medida inflacionaria son las personas de escasos recursos, los subempleados, los desempleados, los campesinos, la clase media, indígenas que tienen que pagar más por los mismos productos.
Medida desacertada del gobierno, eliminar los subsidios a los combustibles, cuando estaba con bajos niveles de popularidad, sin atención a los sectores rurales, sin socializar las medidas, sin entender la lógica de las grandes mayorías, quiere imponer un paquetazo, un gasolinazo, sin primero ver las condiciones del país.
Un país con grandes inequidades sociales, con desempleo, falta de oportunidades de trabajo, privilegios para unos pocos en desmedro de las mayorías, no estaba listo para asumir el impacto. Si bien al derogarse las medidas económicas, seguirá el gran negocio de mafias contrabandistas que se llevan los combustibles a países vecinos, obteniendo grandes sumas de dinero, es decir los beneficiarios de los subsidios seguirán lucrando en este fabuloso negocio del contrabando.
En desacuerdo total de la violencia que provino del poder y su fuerza de seguridad, que cumple órdenes. En contra de actos vandálicos muchas veces por parte de personas infiltradas que quieren causar el caos para pescar a río revuelto, que extrañan al poder y quieren volver a disfrutar de las mieles de lo que eso significa, tratando de desestabilizar el Estado, buscando volver a épocas ya superadas, una cosa es la demanda popular, otra es la ambición política.
En desacuerdo con saqueos, asaltos, ataque a edificios públicos, desorden, si a la protesta, pero no al caos, si la propuesta, pero no a los desmanes, no al odio, a la violencia, si al diálogo, no a la anarquía si al rechazo de medidas de ajuste que responden a exigencias del FMI.
Un gobierno necesitado de recursos, optó por una decisión que era un suicidio político y estas son las consecuencias, protestas, muertos, heridos, un país dividido, convulsionado, ciudadanía con miedo a la violencia, a los saqueos.
Para que retorne la paz en el país, no haya más derramamiento de sangre, el gobierno debe dar marcha atrás en su medida antipopular, inconsulta y que afectaba en cascada a los más pobres del país. Esto nos deja una gran lección, que cuando el pueblo se pronuncia no hay poder político que lo detenga, peor aun cuando un gobierno se desentiende de las clases populares; que los indígenas están ahí y que siguen siendo los grandes excluidos, que cierto sector de los grandes medios de comunicación están desintonizados de la realidad del pueblo y que la Asamblea y los partidos políticos, se esfumaron cuando más se los necesitaba.
Gobernar es rectificar, si el régimen se equivocó por leer mal lo que pasa en el país, debe urgentemente dar marcha atrás, para salvar a la Patria y que vuelva la armonía en el Ecuador.
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