Me gustaría ser un hombre libre para hablar, tener la libertad para decirle a un Presidente de un país, “oiga no moleste”, o decirle, “gracias por lo que hace”, pero desde la libertad, desde la autonomía, ser un gran papá, disfrutar de ser padre, ser un buen socio de mi pareja, expresó a Expectativa, el cantante ecuatoriano Fausto Miño en una visita que realizó a este medio de comunicación.
Cómo te encuentras en este momento?
Bien en Ibarra, muy contento al traer una canción nueva, “Yo me atrevo a ser feliz”, es un tema que tiene un ritmo y una fuerza que invita a recuperar la esperanza en el mañana, en el futuro, para eso la compuse y ahora está llegando a través de los medios de comunicación a miles de personas en Ecuador, qué suceda lo que tenga que suceder.
Eres de una fusión serrano y costeña
Si mi madre es manabita, mi padre es serrano de origen latacungueño y eso generó en mí una mezcla bastante uniforme, pues es estar entre las dos culturas te hace diferenciar los patrones de serranos y costeños y mí me dolía mucho la fragmentación del Ecuador, críticas de una región a otra, eso me dolía pues yo tenía las dos mezclas, siempre en mi música he procurado hacer canciones rítmicas y que al mismo tiempo puedan traer un mensaje, tengo canciones divertidas como Baila mi vida, Sometimes ok, Yo me atrevo a ser feliz y baladas que puedan contar historias, esa ha sido la dualidad que he decidido poner a la música y creo que obedece a esta mezcla de tener una influencia de la sierra y de la costa.
¿Por qué decidiste dejar el cabello largo, esos bucles, que fueron tu identificación?
Tenía el pelo largo desde los 20 años hasta los 34 y básicamente dejé el pelo largo porque conocí a una niña en Solca, en Quito que estaba luchando contra la leucemia, ella se llamaba Anaí, quien además de la dura prueba que tenía, sus padres estaban en demandas, en peleas en tribunales de la niñez, eso me conmovió mucho porque creo que un niño, tiene derecho a tener el amor de su papá y de su mamá, aunque no sean pareja, mucho más un niño, esa fue la razón por la que decidí donar mi cabello y lograr fabricar una peluca gracias a la Fundación dibuja una sonrisa y nos llevó a que Anahí tenga esa protección que sus papás.
¿Cuál es tu proyecto de vida?
A mí me gustaría crear muchas canciones, de 10 a 15 éxitos, me gustaría que estuvieran en muchos países, me gustaría sonar en la comunidad latina de Estados Unidos, en México, en Centro América, en América del Sur, en Italia, en España y vivir de los conciertos, de la música, de las regalías de autor, pero sobre todo hacer música por la libertad, para yo ser libre y para ayudar a otros a ser libres, es como que la condición humana tiene muchas esclavitudes, estamos atados a veces a nuestro propio cuerpo y lo que nos pide, atados a las relaciones de parejas, todo en la vida parece tener ataduras, el trabajo, ser padres, creo que las música es uno de los vehículos de la libertad en general.
A veces las canciones nos pueden llevar a tomar mejores decisiones en la vida, hay matrimonios que se salvan por una canción; me gustaría vivir de la música hasta viejito, me gustaría lograr que la música en el Ecuador sea una empresa, poder volver de esto un mecanismo corporativo.
Siento que los artistas en el país hemos vivido de la emoción, pero creo que uno puede crear buenas canciones y crear empresa al mismo tiempo y poder medir el producto, ser corporativos en nuestra producción musical, saber cuánto retorno nos deja una canción, saber cuáles son los gustos del público para producir eso que necesita, sin traicionarse.
Me gustaría ser un hombre libre para hablar, tener la libertad para decirle a un Presidente de un país, “oiga no moleste”, o decirle, “gracias por lo que hace”, pero desde la libertad, desde la autonomía, ser un gran papá, disfrutar de ser padre, ser un buen socio de mi pareja y me gustaría lo que voy aprendiendo con más artistas, con la gente que está alrededor de la industria musical porque considero que los artistas en el Ecuador somos muy valientes e inconscientes y nos lanzamos a crear y crear, a mí me duele que muchos se quedan en el camino.
Todos mis colegas luchan por vivir de la música, pero finalmente casi siempre terminan teniendo otros negocios, yo solo vivo de la música, es un poco hacer malabares, ese es mi orgullo, pero ahora quiero lograr que sea lo suficiente empresarial, para divertirme yo y que a otros artistas, el camino lea sea más fácil.
¿Qué tan difícil es lograr internacionalizar la música de nuestros cantantes?
La única razón por la que no tenemos un cantante al nivel de un Juanes o un Carlos Vives, es por la parte musical, es porque géneros como la cumbia y el vallenato son muy exportables, son géneros muy alegres, en el caso de Colombia; nuestros ritmos son más melancólicos, pensando en el albazo, en el yaraví, pero si podríamos encontrar una fusión que funcione a nivel global, así como en Japón se baila un vallenato, mal bailado, pero se lo goza, podríamos encontrar un pasacalle fusión que nos lleve más lejos.
Pero donde sí creo que tenemos un problema es en la parte económica, porque sonar en otros países cuesta 100 mil o 300 mil dólares una canción y en nuestro Ecuador ves esa inocencia; yo le dije al Presidente Correa coja los 5 mejores artistas, ponga un millón de dólares para cada uno y tendremos 5 en el mundo, y esos cinco van aumentar la esperanza de otros artistas y población, el dinero compra el derecho a competir en el mercado internacional, con una inversión que el mercado ecuatoriano no arroja, hay que buscarse un inversionista extranjero.