En Estados Unidos el voto popular directo no elige el presidente. Esa función recae sobre un colegio electoral de 538 electores provenientes de los 50 estados y el Distrito de Columbia (la capital) que depositan los votos por el candidato que haya ganado en su estado. Quien acumule 270 o más votos electorales, gana la presidencia. En Estados Unidos el voto popular directo no elige el presidente. Esa función recae sobre un colegio electoral de 538 electores provenientes de los 50 estados y el Distrito de Columbia (la capital) que depositan los votos por el candidato que haya ganado en su estado. Quien acumule 270 o más votos electorales, gana la presidencia. El colegio electoral fue instituido por los representantes de los estados que conformaron la unión de la república, a finales del siglo XVIII, con el propósito de proteger los intereses de cada estado individual y evitar el dominio de las regiones más pobladas del país. Por lo general, quien gana el voto electoral gana también el voto popular pero ha habido antecedentes en los que sucedió lo contrario, por lo que los críticos dicen que el sistema es anticuado, antidemocrático y no representa los intereses del pueblo. También podría darse un empate de votos electorales y, de ocurrir, la decisión final podría recaer sobre la Cámara de Representantes y donde las delegaciones de cada estado votan en bloque o sea, un voto por delegación. Se podría dar el caso que el presidente sea elegido con apenas 26 votos. En 1787, representantes de los 13 estados que se unieron para formar los Estados Unidos de América y el Distrito de Columbia se reunieron en una Convención Constitucional para discutir la mejor manera de elegir a sus líderes que fuera justa, equilibrada y representativa de todos.
La elección directa por voto popular se descartó en aras de proteger a los estados más pequeños del poder de los grandes. Hay que recordar que la independencia de los estados era, y sigue siendo, parte fundamental de la estructura política del país.
Los estados con menor población temían que sus intereses no fueran abordados a nivel nacional. Particularmente los estados sureños con muchos esclavos, como Virginia, cuya población con derecho al voto era reducida, así que en una elección popular directa no ejercería mucha influencia. Se decidió crear un colegio electoral al que cada estado aporta electores según el tamaño de su población pero con ciertos ajustes para equilibrar las cosas. El número de electores de cada estado se establece de acuerdo a cuántos representantes envía la Cámara Baja y cuántos senadores a la Cámara Alta. Como los estados con mayor población envían más representantes a la Cámara Baja, es lógico que tengan más electores en el colegio electoral, pero se ajusta con los electores correspondientes a los senadores puesto que cada estado envía únicamente dos al Congreso, no importa su tamaño. El Distrito de Columbia, Washington DC, por no ser un estado no tiene ni senadores ni representantes con voto en el Congreso pero se le otorgan tres electores para los comicios presidenciales como parte del mismo método de controles y ajustes. En la actualidad, 538 miembros conforman el colegio electoral. California, el estado más populoso, aporta 55; Wyoming, uno de los menos poblados, aporta tres. Cada estado realiza su propia elección presidencial interna. Básicamente, cuando el ciudadano de un estado deposita su voto por un candidato presidencial su deseo es que se envíen todos los electores de su estado al colegio electoral a votar por el candidato que escogió y así se hace si ese candidato obtiene la mayoría del voto popular en el estado
(La Nación.com)