Por: David Rosero

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El panorama electoral se aclara y se visualizan cuatro candidaturas que disputan su acceso a Carondelet y los escaños en la Asamblea Nacional.

El candidato del gobierno, representante del continuismo, que lleva a cuestas la pesada crisis económica, deberá sortear la embestida de la oposición y las fracturas a lo interno del oficialismo. Le acompaña un candidato a vicepresidente sin credibilidad y un jefe de campaña desgastado, que cada sábado habla y les hace perder apoyo. Hay que vigilar bien al árbitro verde: el CNE.

Una derecha partida en dos, por un lado está la ¨Unidad¨ resquebrajada sin los movimientos SUMA, ni PODEMOS, con cuestionamientos al personaje que liderará la lista nacional de asambleístas y con una candidata presidencial con mucho ñeque pero que aún no logra despuntar en la Sierra ni el Oriente y que se divide la votación en la Costa con la otra derecha, la del candidato presidencial que lleva años en campaña, con un equipo asesor importante pero que no logra conectar con el anhelo de cambio, ni con una propuesta creíble que haga olvidar el INRI del pasado neoliberal y el feriado bancario.

Finalmente está el Acuerdo Nacional por el Cambio una amplia plataforma política que engloba a las organizaciones sociales, juveniles, de trabajadores e indígenas más representativas del tejido social ecuatoriano, a las que se suman personalidades, sectores democráticos, partidos y movimientos como: Unidad Popular, Pachakutik, ID, etc. La unidad del Acuerdo Nacional por el Cambio se basa en una propuesta para salir de la crisis, de respeto a los derechos humanos y mejoramiento de las condiciones de vida de los ecuatorianos, esta propuesta se fue forjando al calor de la lucha social y la resistencia al correato. Con un candidato presidencial con capacidad y experiencia, que no le ha fallado al Ecuador ni en la guerra ni en la paz, que ha pateado el tablero electoral, que sigue entusiasmando al electorado, que suma adhesiones de alcaldes, prefectos, organizaciones, empresarios honestos y ciudadanos de a pie.

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