Por: Flammarión Meneses Arcano9192@hotmail.com

Bien dice el dicho que ni el loco ni el tonto se da cuenta de sus propias cualidades. En nuestro país la analogía es exacta, los locos son los corruptos y los tontos los políticos mediocres que permiten que poco a poco le hagan pedazos a tu nación esa clase cleptócrata de política criolla. No dices nada porque la tecnología y la religión ha castrado tu voluntad y tu espíritu crítico, gran parte de la juventud y de la niñez actual está invadida su mente por el miedo, las guerras nucleares, terror de religiones en conflicto, convulsión social interna y descontento ciudadano. Es necesario madurar pronto para no dejarse llevar por esa corriente sicológica tenebrosa del siglo XXI; el socialismo es otro problema grave, está deformado por sus propios líderes contemporáneos, en Latinoamérica se autodestruyó el naciente socialismo por la narco guerrilla y la corrupción que mantiene prófugos y presos a varios mandatarios seudos izquierdosos, esto ha hecho reflexionar y mantener la calma en esta profunda crisis ideológica del país y la región.

Graves son los estragos que dejó el correato tanto en lo económico como en lo político, es peligrosa su influencia para la estabilidad del pensamiento progresista, hay que rechazar a esos parásitos que siguen hipnotizados por el tristemente famoso Rafael Correa, estos, ciegamente creen todavía en la bondad del intelectual esquizofrénico. Lo peor de todo es que el remedio de Moreno salió peor que la enfermedad de Correa, el país está condenado a seguirse endeudando y si no genera nuevas fuentes de trabajo, llegará pronto la crisis total: miseria, hambre, enfermedad, desocupación masiva y protestas indefinidas en las calles, pues la inercia del actual gobierno hizo que sume a tres los períodos que necesitó Alianza País para saquear y debilitar al Ecuador sin ningún escrúpulo con complicidad el brazo ideológico de la Revolución Ciudadana.

Varias son las denuncias de la inoperancia del ejecutivo que provocó la paralización del transporte nacional y un anunciado paro nacional de los campesinos y trabajadores, así como de la Asamblea Nacional turulata y también de la Función Judicial entorpecida; el país no tiene salida ni rumbo para desarrollarse. Las Fuerzas Armadas movilizadas en la frontera norte sofocando una incierta insurrección de las FARC, mientras que en el interior del país la delincuencia pone en jaque a la policía nacional, más de cinco millones de ecuatorianos están en la desocupación total. Compatriotas, sino despertamos a tiempo seríamos cómplices de estos malditos destructores de nuestra maravillosa tierra, rica en recursos naturales, de gente pacífica y tolerante pero valiente y decidida a la vez.

Constantemente se dice, que en todo hecho desafortunado hay sin embargo algo positivo. En el presente caso, las últimas medidas de política económica y social dictadas por el actual gobierno dejan nuevamente en claro que, bajo el poder de una política corrupta y en el marco de la subordinación al capital extranjero, es imposible llegar al bienestar de las mayorías de la población nacional.

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