(Por Marco Tulio)
Una vez más los ecuatorianos nos encontramos en el constante debate y dilema sobre el confinamiento. Por un lado hay grupos de personas que “claman” por un confinamiento más extenso y acompañado por un endurecimiento del castigo y firmeza al tomar medidas para frenar los contagios del Covid-19. Por otro lado existe una gran preocupación de todos los sectores productivos privados, comerciantes constructores, hoteleros, emprendedores entre otros, sobre el “gran” impacto económico que provocaría si sucediera otro confinamiento o toque de queda, que por más pequeños que estos sean, sería un “golpe muy duro” y a la vez seria “la estocada final” para nuestra débil y frágil economía del país.
La situación económica vuelve a complicarse por el confinamiento de estos cuatro fines de semana, los negocios perderán unos 1500 millones de dólares aproximadamente, siendo los más afectados, los hoteleros, comerciantes, bares y restaurantes, etc. En contexto y tomando en cuenta que abril, mayo y junio son meses de alto rendimiento, los negocios verán disminuidas sus ventas entre el 40% y 45%.
Es preocupante la forma como se toman las medidas por parte de las autoridades competentes para tratar de controlar la pandemia, trabajan con reacciones tardías (cuando el daño ya está hecho), con desconocimiento e inoperancia, por impulso o emociones del momento, es por eso que toman medidas “parche”, por tal razón el resultado será naturalmente deficiente.
Para ejemplo el ultimo “toque de queda”, el que lo estamos viviendo en estos días, donde se dice, que se aplicarán para todos, menos para los negocios “esenciales”, estamos totalmente de acuerdo que tiene que ser así, no cabe la menor duda que los médicos, las farmacias, la logística de reparto de alimentos, entre otros, si son considerados esenciales en esta época, pero el hambre, las deudas, el desempleo… ¿Distinguen quiénes son o no esenciales?.
Por lo tanto, estas decisiones de encerrar a la población para evitar los contagios deben hacerlo bien, como es posible, como entender, cuando abren las playas para el feriado de carnaval, para las serenatas para festejar a las madres. Aquí lo que se nota a las claras que falta una guía profesional de primer orden, con programas de confinamiento basado en análisis técnicos y científicos, para determinar el número de días necesarios a confinar y al final obtener estadísticas verdaderas, buscando el equilibrio entre la salud y la economía de los ecuatorianos.
Para concluir, basta decir. Si nos van a encerrar nuevamente, aunque la economía de los hogares ya no da más, “háganlo bien”, no a medias, porque de la forma como lo están haciendo en vez de “matar al virus” y detener la pandemia, matarán y acabaran con nuestra escuálida economía (M.T.A.V).