(Por Marco Tulio)
La responsabilidad política que tiene el nuevo presidente es inmensa, así como la obligación
histórica de gobernar única y expresamente con la mirada puesta en el futuro de la patria.
Hay una gran expectativa en la mente de los ecuatorianos sobre el ofrecimiento de reflotar la
economía, buscar la paz y el bienestar social. Por lo tanto y para que eso ocurra dependerá
mucho de la selección del equipo de trabajo que le acompañe al presidente entrante. Siendo
así, el presidente Lasso deberá hacer un “borrón y cuenta nueva”, porque el desprestigio de la
gestión ministerial anterior es impresentable, salvo “escasísimas excepciones”, así como la
percepción popular es unánime, que llegan a esos altos cargos, únicamente con el propósito de
alcanzar un rápido enriquecimiento económico a como dé lugar. Con ese antecedente, la
conformación del nuevo gabinete, debe ser de “primera línea”, escogiendo y preparando el
mejor equipo ministerial y de la misma manera las personas que estarán al frente de las
múltiples dependencias públicas en las 24 provincias.
Entonces es de esperar que en este proceso de selección de los nuevos servidores públicos, no
solo se incorpore a personas que pertenezcan al movimiento político del nuevo gobierno, sino
que se recurra también a los ciudadanos comunes, que por obvias razones, se han mantenido a
“prudente distancia” de la política, pero cuentan con una excelente formación académica,
honestidad probada y experiencia en el sector público y privado, listos para desempeñarse con
solvencia y de esa manera responder con eficiencia la inversión que realiza el estado.
Es entendible también que determinados nombramientos tendrán que realizarse en base a los
compromisos políticos adquiridos. No por eso, se puede dar nombramientos a políticos o
personas con trayectorias jurídicas oscuras, o que hayan estado involucradas en actos de
corrupción. De la misa forma se deberá tener mucho cuidado a los cientos de “iluminados” y
“camaleones políticos”(azules, verdes, morados), que aparecen espontáneamente, listos para
subirse a la camioneta y “al vuelo”, todos con aires de expertos y “saberlo todo”.
Entonces la selección y nombramientos de las nuevas autoridades y servidores públicos para los
próximos cuatro años, no es un juego de azar, es algo que conlleva mucha responsabilidad y de
este acierto depende el éxito de un buen gobierno y en este caso específico el de Guillermo
Lasso. (M.T.A.V.)
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