Bitácora de un artista se denomina la exposición del ecuatoriano Alberto Carcelén que se inauguró este jueves en el Centro Cultural “El Cuartel”.

Carcelén oriundo de Durán (provincia del Guayas) en su producción plasma lo que está en su entorno, de allí que se aprecian paisajes, personas comunes de distintas regiones del país realizando variadas tareas.

El gran nivel artístico de sus obras son una excusa perfecta para llegar hasta el Centro Cultural y palpar un arte vivencial; una obra que proyecta la realidad de nuestra gente.

El pintor, nacido hace 62 años, compaginaba su trabajo de carpintería que le enseñó su padre, con su pasión por el arte mientras vivía en su ciudad natal. Pero no se dedicó por completo al arte sino hasta su llegada a Guayaquil donde estudio en el Colegio de Bellas Artes y posteriormente en la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador, donde obtuvo la licenciatura en Artes Plásticas.

Ha viajado a Europa y Centro América llevando sus obras, estas experiencias han dejado una indiscutible marca en su arte. Siempre le apasionó crear pinturas transformando la fría realidad de la sociedad en un cálido mensaje de protesta ante las diferencias que existe entre los seres humanos.

Protestas sociales y demandas populares, el señalamiento a los grupos de poder y la visibilización de los marginados se convierten en los protagonistas de sus cuadros. El mendigo, el barrendero, el músico callejero, entre otros personajes, ganan terreno en su propuesta estética.

Carcelén define al arte como una trinchera. Sus pinturas pueden demorar entre uno, dos o tres días las más específicas: rostros, paisajes. Aunque las pinceladas de la realidad social: pobreza, rechazo, diferencias sociales, tardan hasta seis meses, esto debido a la investigación de por medio que debe realizar.

Amante de la música clásica y de las letras de Gabriel García Márquez, dice inspirarse en “la vida” para continuar plasmando su imaginación mezclada en acuarelas.

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