Una mujer afro decidió hacer del parque La Merced de la ciudad de Ibarra, su hábitat, su casa, allí duerme junto a sus cachivaches que le acompañan y que ella cuida con mucho celo.
En principio se sentó en las bancas de piedra, luego los vecinos del lugar pusieron alambres de púas para que no se adueñe de ese sitio, pero decidió irse a otro lado dentro del mismo parque; el olor fétido que llega hasta varios metros a la redonda le identifican, para muchos su presencia es una molestia y aleja a los turistas, para otros simplemente no hacen nada, como que esta indigente no existiera. Las autoridades que tienen competencia en el asunto no intervienen y así permanece la “capital turística del Ecuador”.