Se reúnen religiosamente un poquito antes de las 15 horas en las puertas metálicas del hospital San Vicente Paúl, los familiares de los pacientes que están en Terapia Intensiva contagiados por Covid 19.
Ingresan de cinco en cinco en cinco, de dos en dos, van con tensión, nerviosismo, angustia, porque no saben que le dirá el médico de turno sobre la salud del paciente.
Mercedes tiene a su marido de 38 años hospitalizado en UCI desde hace 10 días, ella dice que lo más duro es cuando recibe llamadas desde el hospital a cualquier hora del día, es traumático estar pendiente del teléfono, ella quisiera que no suene porque pude ser del hospital, dándole malas noticias, que se empeoró, que está muy delicado o en casos que falleció.
Las historias son tristes que los familiares se cuentan entre ellos, para conocer sus experiencias sobre esta enfermedad y como le afectó a su ser querido. Mercedes dice que le aterra que suene el teléfono y que no puede dormir en las noches, esos casos se repiten en muchos familiares.
Ellos tienen que esperar haya solo lluvia, parados para que lo guardias del hospital les hagan ingresar de dos en dos o de cinco en cinco, luego en al primer piso en Terapia intensiva escuchan al médico de turno, quien les da noticias buenas o malas, dependiendo del estado de salud del paciente, generalmente son las esposas, hijas o hermanas las que están siempre a las tres de la tarde para saber noticias de sus enfermos.
Después salen con una receta para adquirirla en las farmacias de al frente de la casa salud, si no existe van a otra, la idea es regresar con el medicamento.
Muchas historias cuentan las familias de pacientes UCI, que entristecen, a unas les dicen que el paciente está muy mal, el otro día que se encuentra estable, otro día que se ha descompensado, otra que ya le dieron el alta, o sino que ya está saliendo, que está boca abajo, que están comprometidos los pulmones, realmente ellos ya conocen el lenguaje médico porque repiten los mismos casos.
Lo cierto es que no pueden ver a sus familiares enfermos de Covid 19 desde hace 10, 15 o hasta un mes, ellas se conformarían aunque sea verlos por un cristal, pero los protocolos del hospital no se les permite.
Las familias viven un drama diario de angustia, desesperación, incertidumbre, porque no saben si evolucionó o no su esposo, hijo o hermano y tampoco quieren escuchar la llamada aterradora del hospital, porque esa siempre trae malas noticias, nunca llaman para decir está bien el paciente, pero ellas o ellos están ahí con la fe en Dios y la esperanza que todo saldrá bien,

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