El cantante ecuatoriano, Shalo, imitador número uno del desaparecido argentino Sandro, fue el más asediado por las damas para sacarse unas fotos antes de su presentación el pasado sábado en un programa organizado por el Gobierno Provincial de Imbabura para rendir homenaje a la madre.
También los hombres se retrataban junto al cantante de la ciudad de Quito, quien lleva unos 15 años siguiendo los pasos de Sandro, cantante argentino que murió en el 2010 y que se constituyó en una de las grandes figuras del canto en el género de la balada pop.
Ricardo Plúas, nombre de pila del émulo de Sandro en principio se denominó Ricardo Javier y luego se cambió al de Shalo para que se pronunciamiento se parezca al de Sandro de América.
Shalo de salió de todos los esquemas al ingresar por la puerta principal del coliseo y no por la puerta de atrás como suelen hacer todos los cantantes que allí se presentan, luego que fue identificado por las asistentes, decenas se acercaron al cantante que vestía de negro para tomarse fotos o hacerse selfies.
Previo a su show fue invitado por el trío Colonial para hacer un pasillo, algo que fue toda una novedad y que provocó aplausos de los presentes.
El estelar de la noche fue reservado para Shalo, quien fue contratado a última hora por los organizadores, el empresario Mateo Carrillo hizo posible este espectáculo que no logró llenar el coliseo Luis Leoro Franco que tiene una capacidad para 5.000 personas.
El artista ya en el escenario se transforma en Sandro, lo revive con sus pasos de baile, movimiento de cintura y pelvis; a pesar de tener más de 40 años, Ricardo imita fielmente e Roberto y lo hace renacer y hace volar la imaginación para regresar tres y cuatro décadas, cuando el argentino provocaba histeria colectiva entre las damas, quienes le lanzaban prendas interiores.