Falleció en la ciudad de Ibarra, Marco Eduardo Gómez Venegas a la edad de 66 años, creció en la calle Velasco, era conocido amigablemente como el “Chapulín colorado”, según relata el escritor Jorge Luis Narváez, quien lo describe como un joven alegre, inteligente y sensible que nació en Ibarra el 11 de julio de 1959.
Jorge Luis Narváez escribió sobre Marco Eduardo Gómez lo siguiente:
Creció por el Obelisco y se ganó el cariño de muchas personas, sobretodo de la pata nuestra, de nuestra jorga del parque Pedro Moncayo, muchachos dañados, héroes de la frontera salvaje , humanos, hermanos de calle, personajes que lo disfrutamos como persona y como amigo.
Sus conocimientos del rock me asombraban, tenía criterio radicales, si bien apreciaba la amalgama vibrante de los Led Zeppelin o King Crimson, también disfrutamos plenamente de Bob Marley and the Wailers y de Alpha Blondy.
Tenía el cuerpo y el rostro tatuado por manchas rojas que nunca le acomplejaron, de allí que era conocido amigablemente como Chapulín Colorado por el cómico mexicano, casualmente del mismo apellido. Nunca le molestó.
Marco era entrador, orgulloso, buen interlocutor, respetuoso, se permitía hablar de todo y siempre preguntaba, eso le conquistaba a la gente, hiper amiguero el Chapulín.
Siempre vivió enamorado de una mujer gata, quería protegerla de los viejos pesquisas que le perseguían de joven, era gran escucha de los relatos fantasmagóricos de su amigo el William Kastillo en su Pelotón bajo la Luna y de muchos que escribíamos en una Ibarra de fines del siglo 20, ahí en el taller de enderezada Maracaibo, con limones de fuego atravesando la noche en el barrio San Martin de Porres. No puedo llorar, no quiero llorar. Fueron buenos momentos en el movimiento La Bodoquera y con el Frec.
Cada vez que pienso en algunas ocasiones en las que compartimos, aventuras, viajes, excursiones me parto de la risa, que bestialidad, algún momento escribi sobre ese tiempo y nunca se molesto cuando le use como personaje de mi narrativa, porque, !¡Qué anécdotas tan brutales!, largas como las caminatas en busca de carnes maravillosas.
Y sería tedioso enumerarlas porque se quedaron en ese jardín secreto de la amistad que nunca se olvida y con misterios, accidentes, muertes de los que se iban y alumbramientos de los que empezaron a llegar. La vida se iba completando. Los círculos se iban cerrando.Y nosotros sabíamos que éramos felices.
Una embolia te dejó sin habla pero tu gestualidad era singular, te hacias entender con los ojos, yo te aconsejaba que uses lengua de señas y tu te me reias, con un cuadernillo ibas haciendo anotaciones, alli tenias un astrolabio (un buscador de estrellas) direcciones de políticos y amigos, gente que te dio la mano y saliste adelante, un día te encontré en la calle Bolívar trepado a una moto tipo cuadrón, eras berraco chapultepok, bravisimo atravesabas las calles con tu bastón y tu mochila trepado en esa motocicleta ruidosa y color rojo lluvia !
Te quiero mucho Chapu, que el dolor atravesado sea la saeta que nos cobija con su luz vital y que tu experiencia, osadía, tu carisma nunca pierda esa vivencia bien disfrutada.
Estamos de salida con pasaporte interestelar , allí te encontrarás con el Gato Cazar, con el Blanco Almeida, el Ruben Silva o con el Renato Montalvan , saludos con gloria broder !
Y que tu paso lento y sencillo sea la mirada del amigo que entiende y no juzga, admira y es leal , esos son los verdaderos imprescindibles, los amigos eternos! Chao Chapuleto amuleto! (Fuente Jorge Luis Narváez)