Por Marco Tafur S.

Los barrios, integrantes de la ciudad, suelen tener identidad propia, cuyos habitantes cuentan con un sentido de pertenencia y visión cultural. el barrio es visto como un espacio de tradiciones y costumbres que no logran evadir al avance de la modernidad y globalización.

En barrios tradicionales existieron sastrerías, peluquerías, carpinterías, mecánicas, herrerías, tiendas, fundidoras, zapaterías, hasta cantinas, entre otras actividades artesanales y artísticas. de ahí que, la nostalgia invade permanentemente nuestro ser y nunca dejamos de evocar ser parte de él.
Hoy nos ocupamos de los zapateros. noble actividad artesanal, expertos en la reparación y fabricación de calzado. de aquellos que utilizan herramientas artesanales como: el martillo para asentar suela y cuero; el yunque zapatero de hierro fundido (planchuela), la plancha y macho, o el escarificador, del uso de pinzas y abridor de hendidos para excavar la suela y fijar la costura; de la lezna para coser cuero y escofina para perfilar tacones; de cuchillos de hojas de sierra y tijeras, así como de pita (piola untada con brea), mangle, clavos y tachuelas; del olor de anilina para elaborar tinta y aplicación de betún (griffin) con cepillo y trapo (paño) para dar brillo al cuero. etc, etc, etc….

El zapatero remendón tiene como actividad principal la reparación de calzado: poner suelas, corridas y tapas, arreglar descosidos, parches y lustrarlos para dejarlos como nuevos, pues el inicio del año escolar se aproxima o estar elegantes en el día de su santo, además realiza otras funciones relacionadas con el cuero como la reparación de cinturones, la inserción de remaches o el cosido de otros objetos como bolsos.
También son capaces de elaborar zapatos a la medida del cliente, para lo cual ponían a consideración hormas de madera a escoger: clásico, puntiaguda, redonda, cuadrada y tipo de cuero (vacuno, charol o gamuza).

Las hormas están ordenadas en una percha. el número del zapato miden poniendo el pie del cliente en una hoja de papel y con lápiz trazar a su alrededor, dibujando así la plantilla; y, el molde se hizo. así de simple grafican número y horma del par de zapatos a elaborar, si tiene juanete, un pedazo de cuero pegado a la horma, en el sitio adecuado, y problema solucionado.
Los zapateros también se adaptan a los avances tecnológicos y emplean máquinas para renovar la elaboración de zapatos: el esmeril para pulir bordes y máquina para coser el cuero.

El oficio de zapatero ha evolucionado a lo largo de la historia, igual que la tecnología. se fusionan herramientas antiguas y modernas sin perder su esencia, pues los zapatos expresan distinción. de zapatero remendón a creador de zapatos de moda, es la realidad de su evolución. por ello incursionan en el aparado de calzado: unión de cada una de las piezas que componen el zapato (capellada y forrería).

Entonces ya le permite pone a consideración del cliente varios modelos/diseños: clásico, punta de águila y doble punta; zapatos caña alta y baja, botines, botas y mocasines, con cordones o hebillas. si desea taco normal o cubano; de caucho extranjero o de llanta de camión de larga duración. planta de suela o caucho. color del cuero: negro o café (de la curtiembre Ibarra o importado de Colombia)
Para mujer ofrecen zapatos tipo salón: taco alto y cuadrado. el zapatero de mi barrio este es el mundo de Juan Francisco Obando Reha (1925-1999), “el cholo zapatero” (como el mismo solía decir). es el zapatero del barrio de la Empresa eléctrica de la ciudad de Ibarra (Chica Narváez y Borrero, esquina). es el zapatero remendón, aparador y diseñador de zapatos (para hombre, mujer y niños) de excelente calidad y larga duración.

Son los años de la Ibarra de calles empedradas y postes de madera colgando focos opacos. años de tradiciones y misterios. nuestra niñez y juventud fue parte de ese convivir cotidiano, donde la zapatería constituía el lugar de concentración y cuentos. es la génesis del club deportivo barrial “Emelec” de Ibarra (agosto 1968).
Juan Francisco Obando Reha, “Pachito” para los vecinos del barrio, de elevada estatura (sobre 1.80 metros) y conversador agradable, es ejemplo de responsabilidad en educar a sus hijos en base a machacar suela hasta altas horas de la noche.

En su radio Telefunken sintoniza emisoras que colocan música nacional (pasillos, pasacalles, sanjuanes, yaravíes) y escucha debates políticos, sus perennes compañías. el tiempo transcurre y toma una sabia decisión, trasladar su zapatería a Quito para estar junto a sus hijos (los mejores aprendices) y así concluir su misión como padre.

El cholo zapatero, era orgulloso de haber culminado su tarea de educar a sus retoños. cinco hijos profesionales: uno ing. agrónomo, otro médico veterinario (+), un artista, un médico cirujano y el menor químico biólogo. la única mujercita, Coquita, la reina de la casa.

Fallece en Quito en 1999 y a los 25 años vuelve a su Ibarra en un cofre, luego de haber cumplido su más preciado sueño: educar a sus hijos, la mejor herencia que pudo testar. “la zapatería y su olor inconfundible a cuero, suela, tinta y betún, todavía se percibe en nuestra esquina”.

Otros zapateros de mi barrio: hermanos Alfonso y Jorge Villamil, Carlos Benalcázar (árbitro de fútbol); Julio Saa (potente), Clímaco Tirado, Claudio Espinoza (lindurita) y Samuel Játiva… mi homenaje a los artesanos del cuero. esto nadie me lo contó, yo lo viví.
Ibarra, 18 de agosto de 2025

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