Las comunidades y sectores rurales necesitan reinventar sus prácticas y formas de comercializar los productos agrícolas, en medio de la crisis mundial que se vive por el COVID 19.
Las ferias comunitarias son una de las estrategias que se replican en las comunidades, donde los productores locales ofertan en medio de medidas sanitarias conocidas, una variedad de legumbres, tubérculos, granos y proteínas propias de cada comunidad. Sin embargo se dan una vez a la semana y no es suficiente para salir de toda la producción local.
En la comunidad de San Vicente de los Óvalos, de la parroquia de Natabuela, un grupo de mujeres productoras se organizaron a propósito de las ferias comunitarias y empezaron a ofrecer por distintas vías electrónicas, canastas desde los 10 dólares, con productos al peso y precio justo y entregas a domicilio.
La idea surge desde la necesidad económica que vive cada una de estas mujeres y al unirse recurrieron a varias manos amigas y familiares que les ayudaron con los contactos, los diseños y la socialización inicial.
Magdalena Chávez, explicó, que este emprendimiento comunitario, busca aliviar en algo la comercialización de la oferta local, apoyar las economías de las familias y bajar las pérdidas que se puedan generar por esta época. Además buscan tejer las suficientes redes solidarias entre productores que puedan romper con la intermediación, que lucra de los sectores más vulnerables.
Categorías: Sin categoría