Una y mil historias se pueden contar de los familiares de pacientes Covid 19 que esperan con angustia informaciones sobre el estado de salud de su ser querido.
María, una señora joven, esposa de un taxista va todos los días al hospital San Vicente de Paúl a la sección de terapia intensiva ubicado en el primero piso de esta casa de salud. A las 15 horas dan el informe del estado de salud de su esposo que se contagió de Covid 19 hace ya ocho días, seguramente haciendo una carrera.
El señor taxista se encuentra en una cama UCI, sedado, inconsciente, los médicos hacen su trabajo, a veces ella recibe malas noticias, otras buenas, pero está allí a la espera de cualquier dato.
“Ya quiero que despierte, que vuelva a la casa, que sin él la casa está vacía, hay mucha soledad, le extraño mucho y ya quiero que despierte, que ya no esté sedado, me dicen que tiene un problema en el riñón, pero por favor que despierte, ya no soporto más, lleva aquí 8 días y no le veo”, dijo la desconsolada señora en medio de lágrimas que ruedan por sus mejillas.
Hay tantas historias que se podrían contar de lo que les sucede a los familiares de las víctimas del Covid 19 que están en Terapia Intensiva, una etapa difícil en el tema de salud, en donde ronda la muerte, los familiares son los que más sufren, tienen angustia y desesperación porque no pueden ver a sus familiares, encima de eso no reciben buenas noticias en algunos casos, en otros les dan esperanzas, en otros los facultativos hablan de Dios como la última esperanza de vida.
La incertidumbre, la tristeza, la nostalgia, el llanto, preocupación se confunden a esa hora, los médicos y enfermeros en su tarea, los funcionarios en su entorno y los familiares con ese amargo en la boca, temblor y nervios porque no saben cuál será el informe del médico o la médico, sí o no, vida o muerte, es un verdadero drama que familiares de los pacientes afectados por el coronavirus sufren día a día

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