La Rebelión de los Forajidos fue un movimiento golpista civil, posteriormente respaldado por el comando conjunto de las fuerzas militares, que tuvo lugar del 13 de abril al 20 de abril de 2005 en Quito, Ecuador y que derrocó el gobierno de Lucio Gutiérrez y lo sustituyó por Alfredo Palacio, que se había desempeñado como vicepresidente de Gutiérrez. La misma estuvo liderada por población quiteña de clase media, que se mantuvo con el apoyo de varios sectores en las calles protestando contra el gobierno de Gutiérrez buscando su sustitución por un nuevo gobierno.
Debe su nombre al apelativo que usó el ex Presidente Lucio Gutiérrez para referirse a los ciudadanos que protestaban en su contra en esos días. El 14 de abril, los manifestantes se concentraron frente a su domicilio para exigirle que dimitiera, pero en ese lugar se encontraba su familia sin protección policial (él mismo no dormía en su casa sino en el palacio de gobierno, bajo fuerte vigilancia policial y militar). El entonces presidente Gutiérrez declaró a la prensa que se trataba de “forajidos que fueron a atacarme a mi domicilio”, usando tal expresión posiblemente con el fin de desacreditarlos. Los manifestantes acogieron el apelativo logrando voltear su connotación negativa, de modo que la rebelión popular que depuso al Presidente Gutiérrez recibió esta misma denominación.
En la mañana del 20 de abril, ante las protestas ciudadanas, el Ministro de Educación, en forma inexplicable e irresponsable determinó que los alumnos de primaria, secundaria y universidad que en su gran mayoría habían asistido a clases, salgan de sus planteles en la ciudad de Quito y regresen a sus casas. Por lo que sin haber deseado se encontraron en medio de una protesta ciudadana que los acogió en forma muy rápida, Las fuerzas del orden se vieron ampliamente desbordadas, produciéndose algunos disparos desde un edificio gubernamental, el del Ministerio de Bienestar Social, en contra de los marchantes. Ante la posibilidad de que se produzca un derramamiento de sangre, el ejército decidió retirar su apoyo a Gutiérrez.
Ante el caos político y por el aumento de las movilizaciones ciudadanas, el Congreso Nacional declaró vacante el cargo de presidente Constitucional, con la figura de abandono de cargo. El Congreso tomo la medida amparado en una mayoría simple, a pesar de que constitucionalmente se requería una mayoría de 1/2 partes para actuar en tal sentido.
En una forma bastante extraña, el Congreso posesionó al vicepresidente Alfredo Palacio como nuevo Presidente de la República, ante el rechazo de los forajidos que pedían que se vayan todos. La indignación popular sin embargo no se limitaba al destituido Lucío Gutiérrez, sino a la clase política en general. Luego de la caída de Gutiérrez, la sede de CIESPAL, donde se había reunido el Congreso fue atacada por manifestantes, siendo agredidos varios diputados y permaneciendo sitiado el nuevo presidente Alfredo Palacio durante varias horas antes de que el ejército se decidiera a intervenir.
Como corolario, muchos ciudadanos siguieron molestos con el siguiente régimen que ha cometido muchas de las mismas prácticas cuestionadas en el gobierno de Gutiérrez (se le acusó de ubicar a sus nietos políticos como Gerentes de empresas de telecomunicaciones y eléctricas, y a su hermana en las aduanas). Además muchos votantes siguieron simpatizando con el partido de Gutiérrez (PSP), simpatía demostrada en las elecciones presidenciales de 2006, cuando su hermano Gilmar tuvo el 17,42% de los votos positivos (los nulos y blancos alcanzaron casi el 16,50% de un total de 6.617.242 de sufragantes), lo que le ubicó en el tercer puesto.