Hace 40 años, en 1976, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) convocó a la primera conferencia relacionada con vivienda (Hábitat I) en Vancouver, Canadá.
En ese momento, el mundo estaba empezando a presenciar la mayor y más rápida migración de personas a ciudades en la historia, así como el aumento de la población urbana debido al crecimiento natural que resultó de los avances en la medicina. Los gobiernos nacionales comenzaron a reconocer la necesidad de asentamientos humanos sostenibles y las consecuencias de la rápida urbanización, especialmente en el mundo en desarrollo.
Cuarenta años después, nos encontramos a las puertas de la tercera Conferencia de Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III), que se realizará en octubre en Quito, Ecuador. Hoy, la urbanización es un desafío sin precedentes, donde 1 de cada 2 personas en el mundo viven en ciudades.
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), América Latina y el Caribe es la región más urbanizada del mundo en desarrollo, con cerca del 80 por ciento de la población establecida en zonas urbanas.
Las ciudades han continuado expandiéndose hacia el exterior más allá de sus periferias a menudo debido a la debilidad de la planificación urbana, la mala gestión urbana y la crisis de la regulación y los factores de la especulación inmobiliaria. En 2010 el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat) informó que más de 827 millones de personas en el mundo vivían en asentamientos precarios.
Ante este panorama, la vivienda juega un papel fundamental. A medida que el mundo se sigue urbanizando, cada país necesitará más opciones de vivienda asequible, adecuada y segura.
La vivienda, tanto en los sectores informales como formales, reduce la pobreza, genera empleo y crecimiento económico, y es crítica para abordar el consumo de energía y el cambio climático. Tal como lo confirman los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la disponibilidad de viviendas adecuadas y asequibles es esencial para fomentar ciudades seguras, resistentes y sostenibles.
En Hábitat para la Humanidad, creemos firmemente que un lugar adecuado para vivir puede eliminar los obstáculos que impiden el acceso a las oportunidades, el éxito y la salud, que podrían haber sido parte de la vida de una familia durante años, si no durante generaciones.
Es por ello que la vivienda debe estar en el corazón de la Nueva Agenda Urbana, el documento medible y orientado a la acción que resultará de Hábitat III y en el que se definirán las políticas de vivienda y asentamientos humanos para los próximos 20 años.