Los bancos y cooperativas de ahorro y crédito de la ciudad de Ibarra, cuando no pueden cobrar sus créditos concedidos, inician acciones legales en contra del deudor y del garante, pero siempre termina pagando el segundo, porque el deudor ya huyó y la justicia no se encarga de buscarlo.

Una cooperativa que funciona en esta ciudad, concedió hace unos tres años un crédito de 3.000 dólares a un ciudadano que vivía en Ibarra, como este sujeto ya no vive en la ciudad y no pagaba su deuda, la entidad crediticia demanda al garante para que pague el monto concedido.

Pero los esfuerzos de la justicia se centran en buscar al garante, presionarle, amenazarle, hasta que cancele el dinero que nunca recibió, caso contrario le embargan los bienes.

La Corte Provincial de Justicia acepta a trámite la demanda a través de la Unidad Judicial especializada Primera Civil y Mercantil de Ibarra y el garante es el que recibe las demandas. La Cooperativa está tranquila porque sabe que hay un garante al cual se le puede cobrar y casi ni averigua del deudor

De hecho el garante tuvo que conseguir un crédito para no ser molestado en su trabajo, pagó la deuda y le ensodaron el pagaré para que él pueda iniciar una acción legal para cobrar al deudor que está en Quito, pero han pasado más de dos años y no puede recuperar su dinero, porque los trámites judiciales en la capital son lentos y porque no logran citarle al deudor.

La Unidad Multicompetente de Quito no logra ubicar al deudor D. Silva, desconoce su domicilio y hasta el momento no puede hacerle llegar la citación del juicio que se le sigue, es decir el “estafador” ni se da por enterado que está demandado.

Quien fuera el garante y principal perjudicado por esta estafa, tiene que él mismo dar con el domicilio de D Silva para avisar a la Justicia donde se le puede hacer llegar el documento de citación; total en estos casos, es más fácil encontrar al garante que al deudor, por ello si le piden una garantía, piénselo diez veces antes de conceder su firma como garante.

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