En el marco de la conmemoración del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, autoridades de viceprefecturas de todo el país se congregan el jueves 14 y viernes 15 de noviembre en Imbabura, una provincia reconocida por su compromiso con las luchas colectivas en pro de los derechos políticos de las mujeres. Este encuentro, titulado “Rumbo al 25N: Violencia Política de Género en Tiempos de Crisis Múltiple y Violencia Generalizada”, busca destacar y analizar una de las problemáticas más apremiantes que enfrentan las mujeres en la esfera pública: la violencia política de género.

En un contexto de crisis económica y política sin precedentes en Ecuador, donde la violencia se ha intensificado y se ha vuelto parte del paisaje cotidiano, la participación de las mujeres en la política sigue marcada por la inequidad y los riesgos. El 2023, año más violento en la historia del país, registró 7.592 muertes violentas, casi el doble que en 2022, y se evidenciaron 88 ataques a actores políticos durante las elecciones presidenciales, de los cuales el 16% afectó a mujeres, según el informe de MEGA Mujeres y FES ILDIS, 2023.

A pesar de avances como la reforma al Código de la Democracia en 2020 y un número creciente de mujeres en roles políticos —con 7 prefectas, 16 viceprefectas y cientos de concejalas en todo el país— la paridad de género en la política dista mucho de ser una realidad plena. El acceso a estos espacios y la permanencia en ellos están continuamente amenazados por la violencia política de género, una forma de discriminación que refleja las profundas desigualdades estructurales y la resistencia patriarcal al cambio.

“La violencia política de género es una realidad que debilita nuestra democracia. A pesar de reformas legales, muchas mujeres aún deben retirarse de la política para proteger su integridad. ¿Cuántas mujeres que han ocupado viceprefecturas o vicealcaldías continúan en política? ¿Qué ocurre con las candidatas usadas como figuras desechables? Es urgente reconocer y reparar los impactos personales y emocionales de esta violencia para avanzar hacia un ejercicio equitativo y transformador del poder”, agrega Paolina Vercoutere, viceprefecta de Imbabura.

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