El dolor muscular ocasionado por el ejercicio físico suele ser calificado erróneamente como bueno o malo. La realidad es que éste se produce cuando existe un daño en cualquier tejido, ya sea la ruptura de fibras o se haya generado un trauma directo. ¿Cómo identificarlo según su nivel de gravedad? Esto es clave para tratarlo de la manera correcta y prevenir lesiones permanentes.
La Dra. Carla Cevallos, Médica Ocupacional en Laboratorios Bagó del Ecuador y especialista en deporte, explica que uno de los aspectos más importantes es entender qué es el dolor muscular. “Es una respuesta del organismo a un daño, por lo tanto no existe dolor bueno o malo, sino una alerta que origina nuestro cuerpo, como un mecanismo de defensa”, explica.
Cómo identificar el dolor muscular:
Cuando se produce un cuadro de dolor muscular, por lo general está asociado a una ruptura o tensión de fibras musculares. Éste viene acompañado de una serie de respuestas inflamatorias que ayudan a identificarlo y que dependen del mecanismo o la forma en que se originó, tales como:
● Edema
● Enrojecimiento
● Limitación funcional
● Hematomas
● Calor localizado
Tipos de dolores musculares:
Partiendo de que el dolor es una respuesta del organismo a un daño de un tejido, la intensidad de este será directamente proporcional al grado de lesión. “Se cree que el dolor está asociado a la actividad, mientras más alto mejor resultado; cuando la realidad es que la actividad física produce efectos a nivel del músculo, ya sea hiperplasia (incremento del número de fibras) o hipertrofia (incremento del tamaño de la fibra), según el tipo de entrenamiento que se dé”, explica la Dra. Cevallos, especialista de Laboratorios Bagó del Ecuador. Ambos son resultados del entrenamiento.
En este sentido y para fines prácticos se puede dividir al dolor en:
1. Dolor nociceptivo. El dolor que está causado por la presencia de un estímulo doloroso sobre los nociceptores. El dolor nociceptivo en su forma aguda tiene una importante función biológica (o evolutiva), ya que advierte al organismo de un daño inminente y le informa de un daño o lesión en un tejido. Dependiendo del lugar de origen, se distingue entre dolor somático y dolor visceral.
· El dolor somático se subdivide en dolor superficial (dolor cutáneo) en las
membranas de la piel o mucosas (por ejemplo, heridas menores, quemaduras de primer grado) o dolor profundo en músculos, huesos, articulaciones, ligamentos, tendones, vasos sanguíneos, fascias (por ejemplo, esguinces, roturas de huesos, dolor miofascial). El dolor somático profundo tiende a ser un dolor sordo, mientras que el dolor superficial es inicialmente agudo y posteriormente se convierte en sordo.
· El dolor visceral se origina en las vísceras u órganos del organismo. Por ejemplo, el dolor abdominal o el dolor torácico. Se caracteriza por ser un dolor sordo difícil de localizar y que frecuentemente está acompañado por reacciones del sistema nervioso autónomo. El dolor visceral puede radiar hasta las correspondientes zonas de la piel (“dolor referido”).
2. Dolor neuropático. Es el dolor iniciado o causado por una lesión o disfunción primaria en el sistema nervioso. El dolor neuropático se produce como resultado de un daño en las fibras nerviosas, emanando el impulso de dolor de las propias estructuras neuronales en lugar de las terminaciones nerviosas estimuladas.
Sin embargo, el dolor se proyecta en la región inervada por el nervio (“dolor proyectado”). Se puede subdividir según la estructura afectada: un nervio periférico, raíz nerviosa, o el sistema nervioso central (médula espinal, cerebro). Parece que no tiene una función útil y es un trastorno anormal. Frecuentemente es difícil de diagnosticar y de tratar. Una proporción significativa de los pacientes que sufren dolor lumbar crónico o dolor oncológico presentan un componente neuropático además del componente nociceptivo.
3. Dolor psicogénico
Está causado por los procesos mentales de la persona que lo sufre y no por causas fisiológicas inmediatas.
Importancia del diagnóstico:
El dolor muscular es una de las causas más frecuentes en la consulta, lo que tiene un impacto social importante. En la mayoría de los casos, existen problemas de automedicación, lo que lleva no solo a ocultar un cuadro crónico, sino que limita un diagnóstico adecuado.
Generalmente se usa gel frio, crioterapia, compresas de calor, rehabilitación, entre otros, sin el debido diagnóstico y prescripción médica. Esto puede ser perjudicial.
Lo más recomendable es acudir a un especialista en medicina del deporte para una evaluación completa. Además, de una prescripción de actividad física y las medidas de control adecuadas para evitar la fatiga muscular y por ende evitar lesiones permanentes.
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