Lo que empezó como una aspiración se convirtió en realidad, autoridades, padres de familia y docentes, incorporaron a siete jóvenes que son parte de la primera promoción de bachilleres de la Unidad Educativa de Sordos del Gobierno Provincial de Imbabura

Historia de superación

Zulma Burgos, madre de Erick Sebastián Ponce, detalló que el empeño de su hijo, le ha hecho graduarse con honores. “Vivimos en Otavalo, él se levantaba a las 05:30, para poder llegar puntualmente a clases. Jamás permitió que le ayudemos con sus tareas y en lenguaje de señas nos repetía a diario que quiere valerse por sí solo”, dijo.

La emocionada madre resaltó la ayuda de las autoridades y docentes, ya que, según manifestó, han hecho de su hijo un joven de bien, con valores y lleno de virtudes. “Siempre nos decía que ya es grande, que puede hacer sus cosas, y hoy vemos que al final del camino llegó su recompensa. Ahora nos dice que quiere trabajar y estudiar a distancia una carrera computacional, sabemos que no es nada fácil, pero le apoyaremos siempre”, expresó la mujer entre lágrimas.

Para Víctor Hugo Aguilar, estudiante oriundo de San Rafael de la Laguna, llegar a la Unidad Educativa fue la experiencia principal para poder desarrollarse como cualquier joven de su edad. Con gran alegría cuenta en lenguaje de señas, que cuando era niño no sabía ni siquiera el abecedario, pero ahora sus manos expresan cada sentimiento con mucha soltura.

“Mi sueño es llegar a ser abogado, sé que es difícil, pero no imposible. Me siento feliz de haber aprendido tantas cosas. Con mis compañeros esperamos ser un ejemplo para los padres de niños con discapacidad auditiva, para que preparen a sus hijos y puedan luego convertirse, en flamantes bachilleres”.

Dedicación y constancia

Por su sacrificio y dedicación diaria, el estudiante Humberto Ulcuango, se convirtió en el mejor egresado, con un promedio de 9,19. Para el graduado, el acto de incorporación es una mezcla de emociones, ya que extrañará mucho a sus amigos y compañeros de aula, especialmente a Víctor Hugo, que, con su destreza, le enseñó el lenguaje de señas en muy poco tiempo.

“Es gratificante culminar mi bachillerato y sé que toda la provincia se siente orgullosa de nosotros. Inicié mi educación cuando estaba muy pequeño y ahora mi meta es llegar a ser un profesional en el ámbito de entrenamiento deportivo.

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