Las infecciones de oído también pueden aumentar durante en el invierno, sobre todo cuando el frío y los cambios bruscos de temperatura debilitan el sistema inmunológico y facilitan la propagación de virus que  afectan las vías respiratorias. [1] La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 1.500 millones de personas viven con algún grado de deficiencia auditiva, y se espera que esta cifra continúe creciendo en las próximas décadas. «Las condiciones típicas de esta temporada, como el viento gélido y los resfriados, incrementan el riesgo de inflamación en el oído medio, derivando en otitis y otras dolencias que impactan la calidad de vida», explica Ariana Araujo, audioprotesista de GAES.

[2]Expertos confirman que las bajas temperaturas y la alta incidencia de gripes favorecen la aparición de problemas en el conducto auditivo, ya que la conexión entre la nariz, la boca y los oídos facilita la propagación de gérmenes. En este sentido, los especialistas explican cómo determinadas situaciones propias del invierno pueden desencadenar problemas auditivos, así como recomendaciones para prevenirlos:

  • Bajas temperaturas y vientos: El frío intenso y las ráfagas de aire helado tienden a irritar el conducto auditivo externo. Esta exposición prolongada puede resecar la piel interna del oído, lo que provoca molestias, picor y una mayor vulnerabilidad ante bacterias u hongos. En casos más avanzados, pueden aparecer inflamaciones persistentes que deriven en otitis externa o dolor agudo, empeorando si manipulamos el pabellón auricular de forma inadecuada.
  • Cambios bruscos de temperatura: Pasar de un entorno muy cálido a uno muy frío de manera frecuente supone un estrés constante para el sistema respiratorio y el canal auditivo. Estos contrastes térmicos influyen en la forma en que se drena la mucosidad y en la ventilación del oído medio, aumentando el riesgo de desarrollar otitis o cuadros de dolor.
  • Lluvias e inclemencias del tiempo: Durante el invierno también son comunes las precipitaciones y la elevada humedad ambiental. La exposición a la lluvia sin proteger las orejas puede incrementar la humedad en el conducto auditivo y predisponer a infecciones si no se secan los oídos de manera adecuada al llegar a casa.

Recomendaciones para cuidar los oídos en época de invierno

La prevención es clave para reducir la incidencia. Algunas recomendaciones incluyen:

  1. Evitar contagios gripales: Reforzar la higiene de las manos y evitar el contacto cercano con personas resfriadas o con gripe. Recordar que cualquier proceso infeccioso en las vías respiratorias altas puede derivar en una molestia auditiva.
  2. Secar bien los oídos: Tras la ducha o al mojarse  por la lluvia, secar cuidadosamente la parte externa de los oídos con una toalla suave. No introducir objetos en el canal auditivo, ya que podría dañarse el tímpano o favorecer la entrada de bacterias.
  3. Mantener revisiones auditivas periódicas: Pasar largos periodos en la playa o en el agua puede provocar a veces problemas inadvertidos en los oídos. Es aconsejable acudir a una evaluación auditiva al menos una vez al año para prevenir complicaciones.

La difusión de información clara y el fomento de prácticas saludables son esenciales para prevenir las complicaciones auditivas propias del invierno. En respuesta a ello, GAES ha fortalecido sus jornadas de salud auditiva en centros comerciales junto a DK, lo que permitió detectar que más del 27% de las personas evaluadas presentaban algún grado de pérdida de audición durante el 2024. Estos datos evidencian la urgencia de combinar educación preventiva con atención médica especializada y accesible.

Categorías: Salud