Las protestas en contra de una Corte Suprema de Justicia, nombrada por la nueva mayoría gobiernista y presidida por un roldosista fueron el principio del fin del gobierno de Lucio Gutiérrez.
Sendas marchas de rechazo a la gestión gubernamental en las principales ciudades del país fueron el germen de una diaria autoconvocatoria de los quiteños a protestar. La anulación de juicios penales que se seguían en contra del ex Vicepresidente Alberto Dahik y de los ex Presidentes Gustavo Noboa y Abdalá Bucarám, derramó el vaso.
Las manifestaciones se enfrentaron a una brutal represión policial que provocó la muerte de dos personas. La consigna del pueblo era “que se vayan todos”. En un intento de supervivencia, el Congreso declaró vacante la presidencia de la República, alegando que el Presidente se había alejado de la Constitución, no así de Carondelet donde se encontraba. Finalmente el coronel Gutiérrez se encontró de espaldas a sus Fuerzas Armadas y prefirió huir en helicóptero antes de “morir en el intento”, como más de una vez lo había prometido. (Revista Vistazo)