La equidad en salud es un derecho humano fundamental que busca garantizar el acceso oportuno, aceptable y asequible a servicios de atención médica sin exclusión de género, raza, nivel socioeconómico o ubicación geográfica. Sin embargo, determinantes sociales como vivienda segura, discriminación, oportunidades laborales, ingresos, acceso a alimentos nutritivos, espacios para desarrollar actividad física y habilidades lingüísticas y de alfabetización, se han convertido en factores que potencian la inequidad en salud, influyendo hasta en un 80% en los resultados de atención médica.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente existe una brecha en el desarrollo de temáticas sanitarias entre los países con altos ingresos y los de bajos ingresos, que marcan una diferencia de 18 años en la esperanza de vida en la población. A esto se suman las fuertes disparidades de género, normas y estereotipos sociales, que han configurado una realidad en la cual no todas las personas poseen la misma capacidad de acceso a la salud, logrando que enfermedades que pueden ser controladas y prevenidas, se invisibilicen, incrementen su gravedad y causen muertes.
En este sentido se estima que una de las principales temáticas sanitarias que tiene menos visibilidad son las relacionadas con la función reproductiva de la mujer, pues 1 de cada 41 muere por causas relacionadas a la maternidad en países de bajos ingresos, en comparación con 1 de cada 3300 en los países de ingresos altos.
Esto se fortalece cada vez más pues existen sistemas de salud pública a nivel mundial que aún encasillan enfermedades y virus como algo propio de un solo género, catalogando temas como el VPH como una cuestión propia de mujeres o las afecciones causadas por el consumo de alcohol y tabaco como algo recurrente en los hombres.
Para enfrentar esto, es necesario generar conciencia en la población acerca de la importancia del cuidado integral de la salud, desmitificando la incidencia del género para desarrollar una enfermedad o para acceder a un tratamiento en específico.
Por ejemplo, el Ministerio de Salud Pública del Ecuador a través de la “Estrategia de Servicios de Salud Inclusivos” impulsa el cuidado general de la salud sin discriminación a través de 708 establecimientos a nivel nacional que sirven a la comunidad de manera participativa con la finalidad de garantizar su bienestar como derecho fundamental.