“Me llevo de aquí la satisfacción del deber cumplido, con la experiencia de haber enfrentado la crisis más difícil que hemos vivido en mucho tiempo, trabajando desde el primer día hasta el último minuto, con la certeza de que la alegría, sobre todo en los momentos más difíciles, no se trata de felicidad y sonrisas, sino de saber que estás haciendo lo correcto”, enfatizó Otto Sonnenholzner, al anunciar su renuncia a la Vicepresidencia de la República.
“Yo siempre he trabajado por convicción y basado en mis principios, no por cálculos o encuestas para las que no tengo tiempo ni dinero. El único cálculo que hago es sumar acciones para multiplicar resultados”, resaltó el Vicepresidente.
Desde el primer momento, el segundo mandatario enfrentó la situación por la pandemia. Lo hizo, liderando el Comité de Operaciones de Emergencia Nacional por delegación del presidente de la República, Lenín Moreno. Coordinó acciones y decisiones que permitieron a la nación ser una de las primeras en tomar medidas oportunas para mitigar los contagios, mantener la provisión de servicios básicos y garantizar la alimentación de los ciudadanos.
Posteriormente, consciente de las necesidades de Guayas, que se convirtió en el epicentro de esta enfermedad, el vicemandatario se dirigió a esta provincia para atender sus requerimientos, visitó las casas de salud centinelas para el tratamiento del virus, verificó la provisión de insumos y articuló acciones para dotarlas de lo necesario. Replicó estos recorridos en todo el país visitando, hasta la fecha, 56 hospitales en 20 provincias, constatando personalmente que se brinde la atención adecuada a la población
“En el ejercicio de mis funciones, he ratificado la honestidad, la austeridad y el buen uso de los recursos públicos como principio. Por ello, impulsé la reactivación de obras que estuvieron paralizadas, principalmente unidades educativas, viales y hospitales.
Otto Sonnenholzner renunció desde el primer día a todos los beneficios que le correspondían tras ejercer esta función: sueldos vitalicios, seguridad o movilización. “Soy joven, tengo 37 años y sé cómo proveer a mi familia trabajando con honestidad, como siempre lo he hecho. Por ello, esos recursos quiero que se destinen a quienes más los necesitan”, reiteró.
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