El Día de los fieles difuntos, se celebra el 2 de noviembre. Es una conmemoración en recuerdo a todas aquellas personas muertas y que sus familiares desean mantener su recuerdo vivo.
En 2003 fue reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Dicha tradición se remonta a la era precolombina, pues antes de que la religión católica llegara a Mesoamérica, reinaba la creencia de una vida después de la muerte.
Al convertir a los prehispánicos al catolicismo, hubo una mezcla de tradiciones, por lo que terminaron coincidiendo la festividad del Día de Todos los Santos y Todas las Almas con la tradición mesoamericana, creando así el Día de Muertos.
El Día de los Fieles Difuntos como tal fue instituido por el monje benedictino San Odilón, de Francia. Su idea fue adoptada por Roma en el siglo XVI y de ahí se difundió al mundo entero.
De acuerdo a la iglesia
Esta fiesta responde a una larga tradición de fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio. El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación, para obtener la completa hermosura de su alma.
En Ibarra y otras ciudades de la provincia de Imbabura y del país, los cementerios estuvieron cerrados por la pandemia y no se permitió que por este año se mantenga esta tradición, esto para evitar más contagios.
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